En Gijón, para muchos "playos" y otros "foriatos" -los de casa y los de fuera- la playa tiene aprovechamientos no sólo lúdicos, también terapáuticos y hasta gimnásticos; de hecho, nada como respirar aire fresco mientras se queman algunas calorías.

Con esta filosofía trabaja el Patronato Municipal de Deportes, que repite este año -y ya van muchas ediciones- los cursos veraniegos que sacan a la calle a cientos de gijoneses cada día para dar cuenta de las más diversas actividades. Entre los más prolongados, saludables y gratuitos está el curso de Pilates, uno de los métodos para poner en sintonía cuerpo y mente más famoso de los últimos tiempos. Se realiza cada lunes, miércoles y viernes en un área de la playa de Poniente; al mismo se pueden sumar todos los interesados -la presencia de féminas es mayoría- y llega a reúnir grupos de hasta 60 personas.

"Yo estoy encantada, es mejor que estar en el gimnasio porque al aire libre se respira mucho mejor", cuenta Conchi García, una de las participantes de primer año. "Lo único es que a veces el sol molesta, porque nosotras somos alérgicas, pero nos ponemos a la sombra del edificio de Salvamento y ya está", añade Amalia Fernández, una de sus compañeras. "Solo haría falta un micrófono como el de los guías de turismo para la chica que da la clase, porque a veces no la oímos muy bien", bromean, "pero ella es muy eficiente", aseguran rápido.

De todas las edades y zonas de la ciudad se desplazan hasta la playa gijonesa para disfrutar de estas dinámicas clases, que tienen lugar de 12.00 a 13.00 horas. "Yo soy de Pumarín", dice una, "yo del Natahoyo", dice otra, "¡yo conozco a una que viene desde el parque Isabel la Católica!", añade otra para sumar detalles. "Somos muy variadas en edades, en educación, en zona de residencia y en todo", explica García, pero todas llegan con el mismo objetivo: hacer una hora de ejercicio a la vera del mar.

El éxito de estos cursos veraniegos es innegable, razón por la cual algunas de las asistentes llevan repitiendo varias ediciones. "Es el quinto verano que participo y vengo todos los días, me encanta porque es algo diferente", comenta Mª Teresa Hoyo. Otras, sin embargo, vienen solo de vez en cuando. Como Puri Torre, que aprovecha sus vacaciones del mes de julio para asistir. "Me da pena no poder venir más, pero siempre que puedo me acerco, como es gratis y no hay que apuntarse en ningún sitio, es una alternativa comodísima", asegura.

A pesar de los días de sol y altas temperaturas, y a pesar también de los días que amenazaba tormenta -que de todo llevan viendo este verano- a todo el mundo parece gustarle la idea de las actividades al aire libre, empezando por Irene Pérez, la monitora de pilates. "Al aire libre desconectas más, algo que es importante para este deporte, y además no te ata tanto como un gimnasio. Vienes cuando quieres o cuando puedes, sin ningún compromiso", explica. "Lo único malo de ser tantas personas es que es muy difícil corregir una por una y hacemos cosas más básicas. Además hacerlo en la arena es un poco más complicado, pero también más divertido", añade. Lo que está claro es que poder mirar de frente al mar hace que cualquier esfuerzo tenga pronto una recomensa: el horizonte.