Como si de miembros de la tribu "cherokee" se tratase, miles de personas miraron en la mañana de ayer al cielo de Grado para pedir agua. Y lo consiguieron. Pese al soleado día en el que no asomó ni una nube, del cielo moscón cayeron litros y litros del "líquido de la vida". Eso sí, no fue en forma de lluvia, ni por obra divina; sino por colaboración vecinal. Y es que centenares de moscones, casi todos los que no salieron a la calle, se sumaron al tradicional pasacalles de las fiestas de Santiago y Santa Ana, en el que participaron nueve carrozas y cinco charangas, desde sus balcones. Caldero, barreño, regadera y hasta manguera en ristre -todo vale-, desde las ventanas de la villa "llovieron" litros de agua para celebrar "la mejor fiesta del verano en Asturias".

"Hizo un día perfecto y la fiesta, la mejor del verano, ha salido cojonuda. Invitamos a todo el mundo a que venga". Así lo explican José Jorge Rico y Pablo Tronco, nada más bajarse de la carroza de la peña "Grao è Basta", que arrastró tras de sí un reguero de más de 300 personas, en su mayoría jóvenes, durante las tres horas de pasacalles por las calles de Grado. "Hace siete años empezamos a bajar con un carro de la compra y calimocho; ahora llevamos un tractor y 2.000 litros de vino con cola", enfatizan los jóvenes, que destacan el trabajo de la hermandad de Santiago y Santa Ana: "han entrado este año, son gente joven, y se han lucido. Un diez".

Una de las principales novedades de la celebración de las festividades de Santiago y Santa Ana de este año fue su traslado al fin de semana, algo que no gustó mucho a los vecinos. "La fiesta tiene que ser cuando caiga, como siempre. Aunque seguro que hay gente, quizás de los bares o jóvenes, que lo prefieren así", se queja José Antonio Álvarez, uno de los muchos vecinos que sigue el pasacalles desde la distancia "para no ir muy mojado para casa", que apoya la decisión del consistorio y de la hermandad de Santiago y Santa Ana de devolver la fiesta a sus fechas iniciales: 25 y 26 de julio.

Casi tan tradicional como la propia fiesta, es la concurrencia de "Ángela Show" o, como ella aclara al instante, "Gely Rey, que es como me conoce todo el mundo aquí, en mi pueblo, en Grao". "Es la mejor fiesta del verano y hay que celebrarla siempre a tope", asegura la "showwoman" moscona, que siguió el desfile de cabo a rabo desde la cabeza del pasacalles, siempre y cuando las muestras de cariño y las peticiones de fotos de sus vecinos se lo permitieron.

"Hemos venido con un espectáculo circense que ha trabajado muy bien. Es lo que hay que destacar", asegura la empresaria de la noche sobre la llamativa y destacada labor de los tres artistas que encabezaron el pasacalles, y que quiso desmarcarse así de cualquier tipo de suspicacia, y dar carpetazo a la desagradable polémica en la que se vio envuelta recientemente por la puesta en escena del pregón de las fiestas del ovetense barrio de Montecerrao.

Además de las carrozas, el público y la ingente cantidad de agua, para que la fiesta fuese completa hacía falta música. Fueron un total de cinco las charangas que se encargaron de poner ritmo, desde el clásico "Paquito el chocolatero" hasta "hit" del verano "Despacito", a la bajada por las calles de Grado. "Somos unos fijos. Llevamos unos años viniendo y no fallamos. Esta fiesta engancha", asegura Marta Casado, integrante de la fanfarria gijonesa "Picante", que sumó ayer su sexta participación en el desfile del agua.

Una de las principales preocupaciones de los músicos que participaron en la cita era la conservación de los instrumentos, muy sensibles al contacto con el agua. "La gente suele respetar y, por lo general, no salimos muy mojados", aclaran. Y es que, todos coinciden en que el desfile del agua es "una de las mejores fiestas del verano en las que mejor rollo hay".