El escritor y periodista catalán Carlos Quílez (Moncada y Reixach, 1966) suele aportar a la "Semana negra" sus fundadas interpretaciones de las redes de la corrupción y la delincuencia española, también de las fuerzas policiales y del estamento judicial. Una materia que nutre sus obras de ficción y de no ficción. Además de colaborar con diversos medios periodísticos, ha sido director de Análisis de la Oficina Antifraude de Cataluña entre 2009 y 2014. Ayer participó en una animada mesa redonda sobre las diferencias entre la novela negra de no ficción y la investigación periodística frente a la policial. Antes habló de algunos de los asuntos que ocupan y preocupan a los españoles: de la situación catalana a la persistente corrupción.
"El soberanismo catalán está ahora mismo desconcertado por los gestos de Pedro Sánchez", aseguró el escritor, antes de encadenar: "Son gestos que precisan de otros por parte de los soberanistas". Adelantó que, según sus informaciones, el acercamiento de los políticos presos no será la única medida: "Veremos que se archivarán las 700 querellas contra los ediles catalanes por el 1-0".
Para Carlos Quílez, la política seguida hasta el momento por Sánchez en Cataluña "descoloca a la Generalitat y a (Quim) Torra". "Es una mala noticia para el presidente de Cataluña", añadió. Antes defendió la política del "talante de dar un pasito atrás", o también de hacer que "baje el suflé".
La corrupción ocupó , a preguntas de los periodistas, algunas de sus explicaciones. Se mostró convencido de que en España hay una corrupción estructural: "Sí, sistémica, y tiene que ver con la longevidad y permanencia de una fuerza política en el poder, durante muchos años". Puso tres ejemplos de partidos distintos que han permanecido largo tiempo en el gobierno de otras tantas comunidades autónomas: el PP en Valencia, el PSOE en Andalucía y CiU en Cataluña.
"La buena noticia es que en España hay cuatro o cinco mecanismos que están muy bien engrasados", añadió Quílez. Una referencia a la Fiscalía Especial, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil o la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional.
Aunque coincide con García Márquez en que el periodismo es "el oficio más bello del mundo", Quílez se mostró persuadido asimismo de que los medios -las empresas y conglomerados periodísticos, públicos y privados- "han ido por detrás" en la investigación de la corrupción. Puso el trabajo de la BBC como un modelo a imitar. Y pronosticó "una nueva oleada" de casos de corrupción, pero esta vez relacionada con los medios de comunicación. Rompió una lanza a favor del sentido que, en su opinión, tiene aún el relato de la realidad y de lo que le ocurre a la gente: "Jamás vamos a ganar la guerra, pero sí combates y algunas batallitas".
El escritor y periodista defendió la novela de no ficción ("Operación masacre" , de Rodolfo Walsh, o "A sangre fría", de Truman Capote", dos ejemplos clásicos) como el género que permite contar "lo que no sale en las noticias". El autor catalán lo ha hecho, por ejemplo, en su obra "Cerdos y gallinas".
