La Fundación Princesa de Asturias, además de traer la música a las aulas durante sus cursos de verano, inunda los puntos más emblemáticos de Oviedo con su repertorio de melodías clásicas. A bordo de una furgoneta Renault digna de un grupo de surfistas que viaja de playa en playa, alumnos y profesores de la Escuela Internacional ponen en marcha la iniciativa "Música sobre ruedas" y recorren las calles de la ciudad, ofreciendo breves conciertos de 30 minutos con el generoso objetivo de acercar la música clásica a los casuales viandantes.

Cada día interviene una familia instrumental diferente. Ayer le tocó el turno a los instrumentos de viento-madera, en concreto a los fagotes y los oboes. En la esquina de la Calle Fontán con la Calle Fierro, junto a una furgoneta estilo "vintage", un grupo de jóvenes músicos interpretaron para todo aquel que quisiera detenerse a escuchar, las piezas que habían preparado para la ocasión. Los fagotes, a cargo de John Falcone, compositor y contrafagot principal de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, presentaron tres piezas; el "Primer trío para fagotes" de Milde, "Ha muerto", pieza para tres fagotes compuesta por el propio Falcone, y la "Marcha turca para tres fagotes" de Weissenborn. Por su parte los oboes interpretaron, dirigidos por Daniel Fuster Navarro, profesor del Conservatorio Superior del Liceo de Barcelona y solista de la orquesta del Gran Teatro de Liceo, la "Sonata en trío Nº 6" de Joseph Bodin de Boismortier. "Es una iniciativa muy interesante, que nos permite presentar el trabajo que realizamos con nuestros estudiantes durante el curso", afirmó Fuster.

Lola Hermán, Berta Belinchón y Alicia Iglesias, oboes y alumnas de Fuster, compartieron sus impresiones acerca de la iniciativa: "Nos gusta mucho" afirmaron. "Es una oportunidad para acercar la música a la gente y es distinto a cuando tocas en un auditorio, es más informal". Y es que el público también agradece esta oportunidad de acercarse a la música clásica de esta manera, quizá tan bella por lo espontáneo de su presentación.

Mientras se suceden las armonías, el agrado se refleja en las sonrisas de un público pequeño pero atento y a todas luces agradecido. Los hay que repiten, como una mujer y su hijo pequeño, que baila y ríe en el carrito el escuchar la música. "Nosotros ya vimos algunas de las actuaciones el año pasado, y nos gustan mucho, es una bonita iniciativa", comenta la madre. El solo hecho de detenerse a escuchar y disfrutar de las piezas sirve como reconocimiento para los intérpretes, que se confirma con los aplausos que reciben al terminar.

La actividad "Música sobre ruedas" tiene programadas actividades como la de ayer para los días 24, 25 y 26 de julio, en los que ofrecerá conciertos del mismo formato en la vía peatonal. Esta y otras actividades complementarias con las que cuenta el curso suponen un entrenamiento adicional para los estudiantes, ya que afianza su formación escénica en distintos ámbitos y frente a públicos muy diversos. Además de las interpretaciones a pie de calle, otra de las actividades programadas que acercan la música a su audiencia de manera similar son los micro-conciertos, en los que el público está formado como máximo por tres personas (dependiendo de las características del espacio). En ellos la actuación correrá a cargo de músicos solistas, con repertorio de un solo autor y cuya duración no excederá los cinco minutos.