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Un pulmón verde de prestado

Los vecinos del "solarón", preocupados por el día que se vendan las parcelas y dejen de tener espacio para pasear y sacar a sus perros

Un pulmón verde de prestado CLARA FERNÁNDEZ

"Este parque nos aporta facilidades, comodidad y seguridad". Son las palabras de Amaia Cobo López, que pasea con una amiga y sus dos perros por el "solarón", el lote de parcelas a la venta entre el Museo del Ferrocarril y la Iglesia de San José para financiar el plan de vías. Desde que se habilitó como zona verde, es uno de los lugares más transitados del centro de la ciudad.

Y precisamente por esto, por su popularidad entre aquellos que pasean a sus perros, toman el sol o juegan con sus hijos, la sensación general es de pena por el miedo a perder un espacio tan diáfano. Maite Martín, presidenta de la Asociación de Vecinos Jovellanos, Zona Centro, cuenta que toda la comunidad está muy a gusto con este nuevo pulmón verde. "Cuanto más tiempo pasemos con esta zona aprovechada, menos nos gustará que se cierre. Cuando te acostumbras a algo bueno, ir para atrás es muy difícil. Quedarnos sin estas parcelas verdes supondrá un atraso y a la gente le va a molestar", explica Maite.

A diario, decenas de vecinos disfrutan con sus mascotas en esta zona verde "de prestado". Mónica Mon Amigo, vecina del barrio, pasa su mañana con su "golden retriever" mestizo en el césped del "solarón". "Que haya una zona verde aporta todos los beneficios posibles, sobre todo para los que tenemos un animal -explica Mónica-. Aunque no sea muy grande, es un pulmón en medio de todo".

El "solarón" es una amplia extensión de verde y un puñado de bancos para el descanso. Si hay una queja unánime entre los que pasean a sus canes, es por la falta de un complejo de vallas que impida que los perros salten a la carretera. "Hay perros que salen corriendo y más de un susto nos hemos llevado en esta zona", relata Oscar Lara, otro vecino del barrio y usuario del "solarón" con su perro. Entre las sugerencias que propone está un vallado de la zona para animales y alguna sombra para el verano. Maite Martín argumenta que "sigue sin ser un parque público. Es verdad que no está preparado para perros, pero tampoco para niños. Es algo muy provisional y para aprovechar mientras se tenga".

Otro de los problemas que se plantean es la falta de otros espacios verdes próximos. Oscar Lara dice que se iría hasta el cerro, pero "es un paseo llegar hasta allí". Alba San Martín, de Begoña, se iría con su mascota hasta los Pericones, y a Amaia Cobo se le hace difícil de imaginar: "Si esta zona desapareciese, no sé a dónde podría ir con mi perro. El Cubo es la más cercana, y ahí no lo podría soltar porque se escaparía".

Maite Martín es realista: "Yo pienso que se va a vender y en algún momento nos lo quitarán. Ahora mismo es una zona muy agradable, muy transitada, no solo como parque, sino que se está aprovechando para otro tipo de actividades". En la parcela se han celebrado carreras, espectáculos de globos aerostáticos y la anual pista de patinaje sobre hielo. Los vecinos ya tienen claro lo que quieren. "Nos gustaría que no construyeran aquí y que lo adaptasen para que lo podamos disfrutar -remarca Amaia Cobo-. Le da mucha vida al barrio, y hace más bonita la entrada a Gijón".

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