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Vuelta con dos joyas cubanas

El Museo Evaristo Valle reabre hoy con la incorporación de dos obras singulares del gijonés a su colección permanente

Gretel Piquer muestra la obra "Las morenas de azul", ayer, en el Museo Evaristo Valle de Gijón.

A los organizadores del Evaristo Valle estos meses de encierro les ha servido para darle una vuelta a su modelo de museo y, ya que tenían que reorganizar los espacios para garantizar circuidos separados de entrada y salida y evitar posibles contagios por covid-19, el palacete de Somió, que reabre hoy tras la pandemia, luce ahora un diseño interno más amplio e intuitivo. Al eliminar algunas vitrinas, de hecho, se ha logrado ganar hueco para exponer en la sala permanente dos obras que hasta ahora estaban almacenadas y que salían a la luz solo en muestras temporales.

Se trata de dos cuadros que el pintor gijonés realizó inspirado por sus viajes a Cuba, y uno de ellos causó gran polémica porque el racismo estructural del colonialismo de entonces hizo que la crítica no viese con buenos ojos la representación de mujeres cubanas que, se creía, no merecían tal protagonismo. Las dos pinturas se llaman "Pelea de gallos" y "Las morenas de azul", datadas, respectivamente, en los años 1929 y 1949. Según Gretel Piquer, historiadora del arte y experta en la trayectoria de Valle, el cambio de estilo entre ambos cuadros responde a un pequeño "escarmiento" por parte de la crítica. "Se sabe que él estuvo allí cuatro meses en 1928. Tenía familia allí, pero en realidad fue invitado por un periódico de la zona. Estuvo en una plantación de azúcar y retrató a la gente de allí con normalidad y realismo. Ya por entonces sus trabajos tenían éxito y esa serie acabó saliendo en prensa. Y en Cuba fue el horror, no encajó nada bien", explica.

Por eso veinte años después, en su segundo cuadro, Valle volvió a retratar a gente cubana, en este caso dos mujeres, pero el estilo es radicalmente distinto. Las jóvenes, pese a que vuelve a salir en una plantación (al fondo, de hecho, se ven obreros que muy posiblemente serían familia o conocidos de las retratadas), lucen preparadas para una alfombra roja, con vestidos azules, zapatos de tacón y llamativos coloretes en las mejillas. "Extraña nada más verlo, ya se intuye que no puede ser una representación real ni que estas dos trabajadoras iban a estar en tacones en mitad de la plantación, pero la forma que tuvo Valle para imitar un estilo más europeo y descartar por completo las posibles malas críticas", razona Piquer.

Que las dos piezas se incorporen ahora a la exposición permanente supone un añadido más en la oferta del museo gijonés. "Valle tiene dos series de estos viajes a Cuba y algunos cuadros de esa época están en otros centros de España como el Bellas Artes. Tenerlos aquí es un acierto por son dos obras muy representativas de su estilo", aclara Piquer, y añade: "Ahora que se está volviendo a debatir sobre este tipo de temas, estos dos cuadros dan pie a mucha reflexión sobre cómo se comportó el colonialismo en su momento".

Los cuadros cubanos son la principal novedad del museo, pero no la única. Las piezas con temática sobre el mar están ahora mejor agrupadas y todas las salas del palacete antiguo incluyen un cartel informativo en castellano e inglés junto a un indicativo sobre el aforo máximo permitido. "Identificar y definir bien cada sala era un poco nuestra gran tarea pendiente. Como normalmente acuden grupos con guía tampoco era tan necesario, pero ahora el museo resultará más intuitivo para las visitas más libres o para curiosos que vengan por su cuenta", concreta Pablo Basagoiti, responsable de archivo, documentación y comunicación de la fundación.

Con menos cambios se mantiene la sala expositiva del otro edificio, el que da a la puerta principal, que solo ha incluido circuitos separados para entrar y salir. Y en caso de "crisis", a los jardines. "Es nuestro gran plan B. Si vemos que se nos llena alguna sala y puede haber problemas, cambiaremos el recorrido para que un grupo se pase a los jardines, que por suerte son espaciosos de sobra", razona Basagoiti. Para los asiduos al museo, el principal cambio será que, para acceder a los jardines, desde la puerta principal, tendrán que acceder por el margen derecho del edificio. Desde hoy el centro abre en su horario de verano, de martes a viernes de 17.00 a 20.00 horas y los domingos de 12.00 a 14.00 horas.

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