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Las Vías Verdes, una referencia del turismo verde que aún está por explotar en Asturias

Los cicloturistas sueñan con la creación de una macrovía que una diferentes itinerarios y suponga una importante fuente de recursos para Asturias

Un ciclista cruza el puente de la vía verde de La Camocha en Gijón.

En 1993, había en España más de 7.600 kilómetros de infraestructuras ferroviarias en desuso. Hoy en día, cerca de 3.200 kilómetros de éstas han sido reconvertidas en itinerarios para recorrer a pie o en bicicleta. Son las denominadas Vías Verdes, que cuentan con un total de 126 itinerarios en España, de los cuales nueve se encuentran en Asturias. Las rutas tienen distancias muy variadas: la Senda del Oso abarca 36 kilómetros, mientras que la del Tranqueru se extiende por poco más de 1.200 metros. Pero independientemente del tamaño, las Vías Verdes son una opción atractiva para descubrir la región, siendo los cicloturistas unos de los que más saben sobre los pros y contras de estos trayectos.

Una de las referencias del cicloturismo en Asturias es la asociación Asturies ConBici que, a través de su secretaria Itziar Junquera, ha confirmado a LA NUEVA ESPAÑA que utilizan todas las vías verdes como parte de sus excursiones y sueñan con una macro vía que una diferentes itinerarios: “Pasamos mucho por todas. Son una buena opción para aprender en grupo, sobre todo para niños y familias, pero unirlas con otras vías sería una gran fuente de recursos para la región”. Por otro lado, la elección de la ruta depende del tiempo disponible y del atractivo turístico, ya que la dificultad no suele ser muy alta para los usuarios. “Cuando buscamos playa, hacemos alguna de Gijón; cuando vienen niños, una más corta como el final del Fuso. Depende también de si vamos medio día o el día entero, porque si no vamos para todo el día nunca hacemos más de 10 kilómetros”, declaró Junquera. 

Un ciclista, por la vía verde de La Camocha.

La orilla de los ríos es el escenario de dos de las rutas más populares de la región. Junto a la frontera con Galicia, se encuentra la Vía Verde del Eo, que era una antigua ruta del ferrocarril minero que llevaba mercancías al puerto de Ribadeo. Transcurre paralela al río y tiene una longitud de 12 kilómetros, y destaca por sus castros y dólmenes históricos. Además, cuenta con otros atractivos como el patrimonio industrial y el Palacio del Pacio, situado en San Tirso de Abres. Junto al río Nalón, transcurre la Vía Verde del Fuso -que tiene 7,8 kilómetros y está declarada patrimonio de la UNESCO-. De Fuso destacan el Balneario y el Castillo de las Caldas y es un trayecto donde se puede observar gran variedad de fauna, que va desde aves (como ánades reales o pájaros carpinteros) hasta murciélagos.

La mayor fama se la lleva la Senda del Oso, que permite recorrer bosques, valles, desfiladeros y parques naturales, pero desde Asturies ConBici recalcan que “su seguridad y mantenimiento, sobre todo tras la pandemia, dejan bastante que desear en algunas zonas”. Además, un problema histórico que la senda viene arrastrando es que al pasar por cuatro concejos distintos, hay que poner de acuerdo a cuatro ayuntamientos cada vez que se quiere hacer alguna reparación. También en el interior pero en la cuenca del Caudal están la Vía Verde del Valle de Turón (7,5 kilómetros) la del Valle de Lloredo (4 kilómetros) y la Vía Verde de Rioturbio (3 kilómetros). Son rutas de una dificultad ligeramente superior, por sus acusadas rampas y repechos, y todas forman parte del paisaje protegido de las cuencas mineras, destacando por su variedad de bosques (castaños, robles...).

Un ciclista por la vía verde del Fuso de la Reina.

Acercándose al Cantábrico, está una de las vías costeras, la de La Camocha, que tiene la ventaja de ir desde la montaña al mar y que antiguamente tenía la finalidad de conectar la industria del carbón con el puerto del Musel. Con una longitud de 7,5 kilómetros, la ruta está en el concejo de Gijón, entre la mina de La Camocha y el barrio de Los Campomanes. Entre Perlora y Xivares, se encuentra la Vía Verde del Tranqueru, que pese a sus solo 1,2 kilómetros de distancia permite avistar las casonas asturianas, más de 30 dólmenes y túmulos de la Edad de Bronce, la Campa Torres y la Necrópolis del Monte Areo. Sin embargo, los ciclistas advierten que su suelo de piedra suelta la hace peligrosa cuando llueve. “El Carreño”, el último ferrocarril privado asturiano, pasaba por el lugar que ocupa hoy en día la Vía Verde del Ferrocarril Estratégico, que se encuentra en el concejo homónimo y cuenta con 9 kilómetros de plataforma continua.

Ciclistas por la Senda del Oso.

Desde el inicio del nuevo siglo, las Vías Verdes han sido premiadas en repetidas ocasiones, destacando el Premio Internacional de Buenas Prácticas del Programa Hábitat de la ONU (2000), el Premio de CIUMED para la Promoción de las Ciudades del Sudoeste Europeo (2007) y el Premio de Turismo Responsable Italiano de la UNESCO (2011). Además, el proyecto ha traspasado las fronteras nacionales, ya que en 1998 se creó en Bélgica la Asociación Europea de Vías Verdes (AEVV), cuya Secretaría General es ostentada por la Fundación de Ferrocarriles Españoles desde 2009. Pero pese a todo, en Asturias, los usuarios siguen pidiendo a las autoridades “una apuesta más seria” por este tipo de turismo verde y sostenible. “Generamos riqueza y velamos entre todos por interconectar la región. Incluso hacemos visibles a pueblos pequeños, porque no todos tienen una Senda del Oso”, concluyó la secretaria de Asturies ConBici.

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