Tomen nota. En la playa de Aguilar, cuando hace viento, el mejor lugar para tomar el sol es el extremo derecho, junto al bar y lo más pegado al muro posible. Para bañarse es conveniente quedarse por el centro, aunque las corrientes varían mucho y es aconsejable fiarse de los socorristas. Para pasear hay que aprovechar las horas de marea baja, cuando el arenal se hace más grande y se une casi con la recoleta cala de Cueva e incluso se puede pasar por detrás de la icónica peña El Caballar. Si hay marea alta, mejor buscarse otro lugar, pues este verano apenas queda un centímetro cuadrado para colocar la toalla, ya que las pleamares se comen toda la arena.

Y para aparcar... ¿Que cómo hay que hacer para aparcar rápido y fácil?

"Es la pregunta del millón. Tiene su truco, pero es un secreto", responden al unísono entre risas Manuel Ángel Isla, Balbina Campo, Jaime Isla, Ceci González y Luis Martín, un grupo habitual de Aguilar, de los de toda la vida, conocedores a fondo de esta playa de Muros de Nalón que tiene "un trocín" en Cudillero y que es prácticamente destino de todos los asturianos –está en el centro del litoral– e, incluso, de los que viven al otro lado de Pajares y se escapan algún día de verano a disfrutar del Cantábrico.

Es Aguilar uno de los arenales más visitados de Asturias: un día bueno, en fechas turísticas claves, son miles las personas que pasan por él. Esto ha hecho que en los últimos años se instale entre los habituales el debate de hasta cuánto más se puede resistir así, con tanto visitante y al alza cada año que pasa, hasta el punto de no poder caminar entre las toallas y mucho menos colocar la propia si uno llega tarde.

La familia leonesa del niño Diego Hernández Martínez, con sus padres, Arancha y Ángel, a cada lado y, tumbadas, su abuela Susana García-Diego y su tía abuela Belén García-Diego tomando el sol. | Miki López

"Es una playa maravillosa pero va camino de morir de éxito", resume un veterano bañista que visita Aguilar menos de lo que quisiera ahora porque sus nietos acuden a San Pedro de la Ribera (Cudillero), pero que siempre que puede se escapa a dar largos paseos. Eso sí, "evitando el barullo. Y en pleno verano, en días de sol, eso es muy difícil".

Con todo, nadie deja de ir a Aguilar. Pese a las aglomeraciones, los problemas para aparcar... "Tiene el agua estupenda para bañarse, la arena fina, lo tiene todo", responde el citado grupo de amigos, de Ranón (Soto del Barco) y Pravia. "Y eso que últimamente los jóvenes y esos altavoces a tope con la música lo ponen difícil para estar a gusto. Y a veces hay malos olores donde los baños", apunta Balbina Campo. Pero ella no dejará de ir a su Aguilar del alma. "Mi hijo me dice que un día me nombran hija predilecta de la playa", ríe.

Luis Martín, Jaime Isla, Ceci González, Balbina Campo y Manuel Ángel Isla, habituales de Aguilar. | Miki López

Ejemplo de esos que se enganchan a la playa de Muros y que llegan más allá de Pajares es la familia de Diego Fernández Martínez. Este niño de León se aficionó al surf en un cursillo de la escuela de la playa, Carving, y ahora no falla cada verano.

Con él ha arrastrado a sus padres, Ángel y Arancha, además de a su abuela y a su tía abuela, Susana y Belén García-Diego. "Vinimos un día de chiripa y nos encantó. Ahora no fallamos. Nos parece que lo tiene todo", explica la familia, con casa en el cercano San Esteban. "Vamos y venimos durante todo el verano. Estamos entre aquí y León", agregan.

Una de las imágenes más típicas de Aguilar, cuando está marea baja, son los partidos de fútbol sobre la arena mojada. Todo un clásico que se repite de generación en generación. Los que ahora juegan son los hijos de los que antaño lo hicieron. Las pandillas de adolescentes son otra imagen típica. Grupos interminables de quinceañeros de Pravia, Soto del Barco, Muros, Grado, Cudillero... Nunca fallan.

El chiringuito La Vida es Bella y su terraza. | Miki López

"Venimos porque es la que nos queda más cerca y se puede llegar bien en tren", responden al unísono los integrantes de uno de estos grupos, en este caso, pravianos y sotobarquenses. Cuando hablan con LA NUEVA ESPAÑA, no hace tanto que acabaron las clases. Tienen entre 14 y 16 años y están dispuestos a exprimir a tope el verano sobre la arena de Aguilar, por el día ( cuando no les eche la lluvia), y por las noches, bailando en los prados de las romerías de la redonda, que vuelven este año con fuerza tras la pandemia en la que nadie quiere ya pensar.

Sus padres hicieron lo mismo a su edad, eran fijos de Aguilar y, por supuesto, lo siguen siendo, para disfrutar del sol y el mar y, cómo no, para controlar de paso las andanzas de los hijos adolescentes.

Todo sigue igual en la playa más grande de Muros –con una costa salpicada de pequeños arenales y calas como Xilo, al lado de Aguilar, Las Llanas o Cazonera–, aunque mucho también ha cambiado. Este año tocó renovar la imagen del bar, el histórico Náutico se llama ahora La vida es bella y ha dado un paso más allá del clásico chiringuito, con la idea de poder aprovechar su estupenda terraza para vermús y veladas. Al pie del cañón sigue, en el otro extremo, El Azpiazu, con su tradicional y sabrosa carta de pescados, arroces y todo lo que apetezca para completar una estupenda jornada playera.

¿Qué más se puede decir de Aguilar? Que es punto de partida o de final de la senda costera que enlaza con San Esteban, una ruta de algo más de 4 kilómetros para hacer en una mañana o en un día, siempre en función del tiempo que se quiera emplear. Hay área recreativa –con barbacoas– en un prado cercano para aquellos que quieran disfrutar del mar pero mantenerse alejados de la arena. Luce una de las banderas azules más veteranas de Asturias...

¡Ah! Y lo de aparcar... ¿El secreto para encontrar hueco rápido? Pues eso. En secreto se queda.

¿Cómo llegar?

Desde la autovía del Cantábrico hay que coger la salida Somao/Muros de Nalón. Dirigirse hacia este último pueblo desde la glorieta de la carretera nacional y luego tomar el desvío por la carretera local que está indicado, a la izquierda, hacia la playa de Aguilar.

No perderse

Al llegar a la playa desde Muros, hay que seguir por la carretera hasta dejar atrás Aguilar y conducir (o caminar) hasta el mirador que hay a la derecha, a media subida hacia El Pito (Cudillero), desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la playa.

Qué dicen

Con marea baja, los lugareños aconsejan instalarse en el extremo izquierdo de la playa, al otro lado del roquero, con menos gente y con el mar mucho más tranquilo, como un plato cuando el Cantábrico está en calma. También aseguran que el agua está más cálida.