Si la costa llanisca es, en sí misma, un lujo de paisaje, no menos se puede decir de sus pueblos de interior, por los que caleyar, comer y descansar, sobre todo llegado el buen tiempo, se convierte en actividad necesaria para cuerpo y espíritu. Uno de los lugares con ese encanto que bien define Asturias, en general, es el valle de Ardisana, donde la magia, además de los seres mitológicos que forman una de sus rutas más conocidas, está en algunos lugares y en algunas personas como es el caso cuando se llega a comer a Casa Xico, en Mestas de Ardisana, cuya dirección actual lleva Ángel Pontigo, quien define su local, con cariño, como «un pequeño bar de pueblo». Y, bien cierto es que mantiene ese espíritu fiel a quien lo fundó allá por 1904, su abuelo Francisco Concha.

Casa Xico es un bar acogedor, lleno de asturianía por sus cuatro costados, que no ha perdido la esencia de lo que se entiende por una casa de comidas de siempre, donde la atención al público y la comida tradicional de la zona son un referente para los que gustan de este tipo de locales. La madera, el viejo ladrillo, las panoyas de maíz asomando desde el primer piso, los cuadros donde el paisaje asturiano reina y hasta un poema a la sidra, conforman este local amable y cálido cuya ventana superior se abre sobre el hórreo familiar. Recuerda Ángel Pontigo que Casa Xico «se fundó como un pequeño bar tienda y estanco donde, en poco tiempo, empezaron a dar comidas a los trabajadores de la zona. La continuadora en los fogones fue María Josefa Concha, hija del fundador y, posteriormente, la hija de ésta, Aurina Con Concha, actualmente retirada y su madre. Hoy, el local, ampliado, no ha perdido un ápice de su autenticidad y ha ganado solera.

En su comedor, con una capacidad para 35 personas, además de otro ubicado en el piso superior para otras 50 personas, pueden probar algunos de los platos que le dan renombrada fama y que hacen que Casa Xico se visite con cierta asiduidad. Lo que se puede comer allí son las verdinas con pantruque, la fabada asturiana, las patatas rellenas de bonito, las cebollas rellenas y los no menos famosos tortos de maíz con huevos y chorizo, todo ello elaborado en cocina de leña y con fabas verdinas y maíz de cosecha propia. Entre los postres, los llambiones no pueden dejar escapar su estupendo arroz con leche, la tarta de queso ni la tarta de nuez.

Explica Ángel Pontigo que la verdina «es un tipo de alubia verde, muy suave, traída a Asturias desde Francia por uno de los descendientes del conde de la Vega del Sella, quien decidió cultivarlas en las tierras que poseía en el valle de Ardisana», fabas que hoy tienen sobrada fama tanto dentro como fuera de la región. Casa Xico abre todos los días los meses de julio y agosto, y el resto del año lo hace en fines de semana y festivos. Es necesario reservar y encargar la comida.