La Navidad, nuevamente, está aquí. Cada año regresan tradiciones y tópicos que pueden resultar cansinos o divertidos, según la percepción que tenga cada uno de estas celebraciones.
En cuestiones de moda las Pascuas siempre van asociadas a los vestidos de fiesta, cuanto más brillantes y llamativos mejor. La aparición de las tiendas de ropa a precios asequibles ha hecho posible que ya no sea necesario arruinarse para lucir espectacular en la cena de Nochebuena o en la gran fiesta del 31 de diciembre. Este año se llevan los vestidos de lentejuelas, lamé y terciopelo. No es causal. Estas prendas encarnan el progresivo viaje de regreso al lujo estético que ha ido avanzando a lo largo del año que termina.
Firmas como Zara, H&M o Primark cuentan con toda clase de propuestas. El objetivo es que todo el mundo pueda sentirse especial por un día. En el otro extremo figura esa vertiente casera de la Navidad que invita a ponerse pijamas confortables y suéteres calentitos para sentarse delante de la chimenea o ver por enésima vez "White Christmas" ("Blanca Navidad") .
Los cuadros tartán en rojo y verde son un acierto seguro para usar tanto ahora como en el resto del invierno. Lo mismo ocurre con esos suéteres repletos de renos y símbolos navideños, ligados al frío extremo de las mejores estaciones de esquí del mundo, y también al particular universo de quienes quieren lucirlos aunque no salgan de la ciudad, ni del salón.
