La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Masculinidad tóxica

Anna Castillo y Oriol Pla.

L a última película de Jaime Rosales narra en tres segmentos, y con un tono en principio algo desconcertante, una historia de masculinidad tóxica y el viaje de carácter interior, a nivel sentimental, que realiza una joven maltratada a la búsqueda de sí misma antes que de la felicidad absoluta. La joven es Anna Castillo. Encarna a una madre soltera con dos hijos. El joven es Oriol Pla, de modos algo exagerados en su papel de individuo tan seductor como violento. Ella se enamora de él. Él posee a ella. No la deja respirar. Se suceden los episodios de tensión hiriente, de violencia sugerida o manifestada. Pese a ello, hay momentos luminosos como la secuencia de la playa con la canción "Abre la puerta", de Triana, grupo fundamental del flamenco-rock de los 70 del que Rosales utiliza después otra canción con mucho sentido.

Los otros dos segmentos tienden a un mayor uso de la elipsis, un terreno narrativo en el que Rosales se siente igual de cómodo a cómo ha utilizado las pantallas partidas ("La soledad") o el desorden cronológico ("Petra"). Las cosas suceden rápidamente, pero esa aceleración es necesaria en el cómputo de lo que cuenta el filme: la desaparición de una niña en Melilla, un nuevo embarazo, un nuevo hijo. Lo que más me gusta es la forma que tiene Rosales de hacer perturbador lo que en apariencia no lo es.

Compartir el artículo

stats