Adiós a las cortinas molestas: el pequeño gesto que debes hacer al colocarlas para que la luz entre en la habitacion sin dificultad

Un pequeño cambio que marcará un antes y un después en la manera de aprovechar el poco calor que llega del exterior durante el invierno

Adiós a las cortinas molestas: el pequeño gesto que debes hacer al colocarlas para que la luz entre en la habitacion sin dificultad

Adiós a las cortinas molestas: el pequeño gesto que debes hacer al colocarlas para que la luz entre en la habitacion sin dificultad / Freepik

Para las pocas oportunidades que se presentan durante el invierno de aprovechar la luz, no las tires por la borda. Las ventanas durante los días más fríos del año se pueden convertir tanto en nuestro mayor aliado como en un punto débil en cuanto al aislamiento de la casa.

La cristalera que adorna tu casa es un elemento clave para llenar de luminosidad la estancia y dejar pasar los rayos de luz todo lo posible. Contar con ventanas de gran tamaño puede ayudarnos a llenar la estancia de luminosidad, de tal forma que podamos aprovechar en nuestro hogar mucho más las horas del día para ahorrarnos el gasto en la factura de la luz.

Además, el cristal es un material que transmite con facilidad la temperatura; si pones la mano encima estos días más frescos, notarás la graduación del exterior, en lugar de la que tenemos dentro de casa. Quizás sea el momento ideal de colocar el tendedero dentro de casa para secar la ropa, en lugar de jugárnosla a que no llueva cuando estemos fuera de casa.

Bloquear las corrients gélidas

Ten en cuenta que allí donde hay ventajas, también hay desventajas. Tanto ventanas como puertas son un garante de privacidad y de protección, pero el paso del tiempo también pasa factura sobre ellos. A medida que pasan los años, lo más normal es que vayan perdiendo su función aislante y las corrientes de frío se cuelen con mucha más facilidad.

Lo que está claro es que ni en invierno ni en verano nos interesa que el ambiente generado dentro de casa se altere por la temperatura. El elemento determinante para bloquear las corrientes son las cortinas. Este textil contribuirá, además de a mantener el confort, a mejorar la decoración de la estancia y aportar privacidad de cara al exterior. No obstante, no estarás aprovechando todo lo posible su potencial si sigues utilizando las mismas cortinas que durante el invierno. Asegúrate de hacerte con un tejido más grueso que mantenga a raya el frío durante el otoño y el invierno.

Haga el tiempo que haga y optemos por la cortina que optemos, lo más normal es que todas terminen generándote el mismo problema: cuando las recogemos acaban volviendo al centro. Resulta casi imposible conseguir que la tela no vuelva a descolocarse y, por lo tanto, el cristal vuelva a quedar parcialmente a la vista.

Aquí te dejamos un consejo de lo más sencillo para conseguir que esto no te vuelva a ocurrir con solo un cambio de gesto. Tan solo debes colocar de otra forma el extremo de cada cortina, de tal forma que actúe como una especie de tope que retenga el textil al final de la barra.

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María González Falcó

Podrás ponerlo en práctica con las cortinas que entran por los ojales. Saca el último y, en lugar de colocarlo sobre la barra horizontal, como el resto de ojales, dale la vuelta y colócalo en la pequeña barra que la mantiene sujeta.

Lo que conseguirás es que el último ojal no se mueva hacia el centro de la cortina y, por lo tanto, cada textil se mantenga en un extremo.