Alberto II de Mónaco contraerá matrimonio religioso con su prometida, la sudafricana Charlene Wittstock, al aire libre y no en la catedral, como en su día hicieron sus padres. Rainiero y Grace Kelly, padres del príncipe, se casaron en la catedral de Mónaco el 18 de abril de 1956, y la ceremonia fue seguida entonces por 30 millones de telespectadores, recordó el diario «Nice-Matin».

La boda religiosa de Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock tendrá lugar al día siguiente la ceremonia civil, la cual será e1 de julio del próximo año, según confirmaron a fuentes monegascas.

Respecto a una y otra celebraciones, las mismas fuentes matizaron que la boda civil se celebrará en la más estricta intimidad y que a la misma sólo asistirá medio centenar de personas, aproximadamente. Los portavoces monegascos precisaron que el príncipe mantuvo un encuentro con la prensa local en el que abordó el tema de su boda y desveló algunos detalles de los preparativos en curso.

Entre los detalles que desveló el príncipe durante la rueda de prensa que mantuvo con los informadores locales destaca que, tras las festividades nupciales, los príncipes de Mónaco viajarán a Sudáfrica, país natal de Charlene Wittstock, en su luna de miel.

Durante los últimos meses no dejó de sorprender el baile de fechas que, desde Mónaco, se señalaba como seguras para la celebración del enlace. Así cabe recordar que el mismo fue fijado para los días 8 y 9 de julio de 2011. Posteriormente la boda fue adelantada el pasado agosto a los días 2 y 3 de julio, para evitar que coincidiera con una reunión del Comité Olímpico Internacional en la que participará el príncipe Alberto de Mónaco.

La novedad anunciada es que el 1 de julio tendrá lugar la ceremonia civil y que la boda no tendrá lugar en la catedral, explicaron los portavoces. La noticia «no dejará de sorprender a los observadores de la vida monegasca» y significa -resaltó el rotativo «Le Matin» de la vecina localidad de Niza, en el sureste francés- que los monegascos podrán ser testigos directos de la boda que «convertirá en princesa», a partir del 1 de julio, a la ex nadadora olímpica sudafricana.

Durante su encuentro con la prensa, Alberto II bromeó sobre el pronóstico meteorológico y habló de la imposibilidad de que lloviese en Mónaco en tan destacado día, aunque precisó que en todo momento podrían tomarse las disposiciones adecuadas, señaló el diario.