El reconocidísimo físico, filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés Isaac Newton, además de establecer las bases de la mecánica y enunciar la ley de la gravitación universal, descubrió cosas menos científicas. Debido a su pasión por la teología y un exhaustivo estudio de la Biblia, concretamente del Libro de Daniel, allá por 1704 logró calcular que el fin del mundo será en 2060. Según Newton, la cuenta atrás comenzaría en el año 800 con la refundación del Santo Imperio Romano; a partir de este hito debían pasar 1.260 años hasta la llegada del fin de los tiempos. Su predicción no tenía otro objetivo que frenar las creencias apocalípticas de la época y establecer que el fin no estaba cerca, además de aclarar que el acontecimiento no destruiría el planeta, sino que se entraría en un nuevo orden.