El encargado de Negocios de la República Democrática del Congo, Óscar Matondo, afirmó que no quiso desairar a la Princesa Letizia retirando su mano del saludo en la recepción al Cuerpo Diplomático, sino que achacó este «incidente banal» a un «error de comunicación».

Matondo, quien accedió a la jefatura de la misión en marzo de 2011 y, por lo tanto, era su primera recepción, explicó que preguntó a sus colegas cómo era el protocolo de este tipo de recepciones. Primero saludó al Rey; después, a la Reina, y, a continuación, al Príncipe, y cuando llegó el turno de la Princesa le ofreció su mano, pero se percató de que ésta pronunciaba unas palabras en español, que no entendió, por lo que la retiró al creer que ella se lo estaba pidiendo así.

Cuando finalizó el besamanos, miró hacia Protocolo y le hicieron la señal de que continuara. Extrañado, le preguntó al encargado de Camerún, quien le dijo que a él sí lo había saludado. Entonces se percató de su error. Preguntado por las relaciones entre España y Congo, afirmó que son «excelentes» y que comunicó cuando llegó a la Embajada a su país el «malentendido» para evitar problemas diplomáticos. «Hablé con el ministro de Exteriores en la reunión, pero no le comenté nada al tratarse de una personalidad tan importante», matizó.

Finalmente, Matondo se mostró «frustrado y extrañado» por la repercusión en la prensa española, hecho que le obligó a comunicárselo a su país, y quiso aclarar que en su país saludan perfectamente a las mujeres, «que son sus compañeras, sus madres y sus hermanas».

La Embajada de la República Democrática del Congo en España dio explicaciones al Ministerio de Asuntos Exteriores sobre el «malentendido». La representación diplomática en España -que carece de embajador- se ha puesto en contacto con el Ministerio español de Asuntos Exteriores para explicar que la reacción de Matondo no fue algo premeditado, sino producto de un malentendido. Matondo «lleva poco tiempo y no habla español, ni lo entiende», según fuentes de la Embajada, antes de subrayar que la anécdota «no tiene mayor importancia» y da el asunto por terminado. Como es habitual en estas recepciones, el embajador iraní, Morteza Saffari Natanzi, tampoco dio la mano a la Princesa ni a la Reina.