La cocina en tiempos de crisis ha optado por boicotear el protocolo, desterrar de las mesas la parafernalia de la cubertería y devolver al comensal a su estado primigenio para que disfrute del placer de chuparse los dedos. La tendencia «finger food» se impone. Oriol Rovira llevó ayer a Madrid Fusión la experiencia de Sagas, su «bocadillería del siglo XXI» en Barcelona, cuyo lema es «comer con las manos».