«La cultura, como la paga de 400 euros a los parados o las pensiones, deberían ser intocables», sostiene Antón Reixa, presidente de la SGAE, que asegura que hay «una parte ideológica en cómo se ejecutan los recortes. Reixa entiende la cultura como una forma de crear conocimiento y como una industria capaz de generar riqueza y empleo, pero para ello necesitan «incentivos fiscales», asegura.