La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Profesor de la Universidad de Oviedo

"Les Luthiers" de mi vida

Recuerdos de aquellas risas infantiles con la gallinita que dijo 'Eureka' o la payada de la vaca

"Les Luthiers" de mi vida

Me preguntan si me apetece escribir sobre Les Luthiers, y la respuesta -resulta evidente- coincide con la que daría Jesulín si le pidieran hablar sobre toros, Leticia Dolera sobre feminismo, o Ana Rosa Quintana sobre ella misma. El pestigio... prestri... el célebre grupo argentino se aproxima bastante a los ídolos de juventud que nunca tuve: no decoré mi carpeta de BUP con fotos suyas porque, en aquella época sin internet, habría tenido que recortarlas de los discos para competir con los pósters que la Súper Pop dedicaba a aquellos fenómenos teen cuyos acordes y público se parecían sospechosamente: predominaban menores y disminuidos.

"Les Luthiers "entraron en mi vida a través del radiocasete del coche de mi padre. La mayoría de sus acertados juegos de palabras -muchos de ellos clasificados en el libro de su pianista, Carlos Núñez, "Los juegos de Mastropiero" (que ustedes pueden adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro)- pasan desapercibidos cuando solo tienes siete años, pero todavía recuerdo aquellas risas infantiles con D. Rodrigo Díaz de Carreras, la gallinita que (como Arquímedes) dijo "Eureka", o la payada de la vaca.

No sé si fue antes o después... No: fue después. Lo que no sé es después de qué, cuando descubrí que aquellas voces con acento(s) peculiar(es) acompañaban a unos seres pensantes (casi podríamos decir "seres humanos") con bigote y pajarita, y que ofrecían un espectáculo audiovisual, lo que también explicaba aquellos largos periodos de risas del público imposibles de apreciar en los discos.

En el Holoceno anterior a internet los seguidores de "Les Luthiers" vivíamos en la inopia y nos contentábamos con pequeñas migas de información. Así nos enteramos de que Ernesto Acher había abandonado el grupo para emprender una carrera en solitario en la que, lamentablemente, quedó segundo. También indagamos sobre aquel miembro fundador, Gerardo Masana, el único sin bigote, y cuya prematura muerte dejó desamparados al resto de miembros.

Ahora, en la era de la red, con esa imagen de modernidad que supone un dron portando la rojigualda, podemos saber hasta dónde estarán "Les Luthiers" el 1 de marzo de 2019 (en Valencia) con un par de clics de ratón. De tan triste manera nos enteramos de que había fallecido Daniel Rabinovich ("artista irreemplazable que había sido reemplazado por problemas de salud" era el involuntario homenaje de la televisión argentina). Para compensar mínimamente, dos años después, el grupo recibía el "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades, porque no existe el del Humor. Y yo pregunto, yo pregunto y quiero que alguien me responda: ¿no podrían darles también el de las Artes?

Compartir el artículo

stats