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PANCHO VARONA | Músico y compositor, actúa el viernes en el Santacecilia, en Avilés

"Nadie le robó a Sabina el mes de abril, es muy descuidado y solo lo perdió"

"Si me obligo, escribo, lo que pasa es que me obligo poco; con esta edad me he dado cuenta de que soy de natural perezoso"

Pancho Varona, en una anterior visita a Avilés.

El músico y compositor Pancho Varona (Madrid, 1957) lleva tres décadas trabajando con Joaquín Sabina y unos pocos menos saliendo en soledad a los escenarios para dar lo mejor de esa colaboración mutua. Y es que Varona y Sabina, mano a mano, han escrito temas tan singulares como "Pacto entre caballeros", "Peces de ciudad" o "69 punto G". Esto, precisamente, es lo que le devuelve este viernes (21.00 horas) a Avilés, una plaza que conoce de sobra; últimamente, con sus colegas Antonio García de Diego y Mara Barros. Cantará en soledad en la sala Santacecilia, "un banderín más de 'Ruta 52', el proyecto que tengo entre manos", asegura: 52 conciertos, uno en cada una de las provincias y los otros dos en Ceuta y Melilla. Atiende a LA NUEVA ESPAÑA por teléfono.

- Nunca le habría imaginado "youtuber".

-(Risas) Ni yo, no se crea. Pasa que soy una persona con miedo a olvidar cosas, para evitarlo me he empezado a grabar. Youtube es una herramienta maravillosa para conseguirlo. Uno va teniendo una edad... ¿Sabe? No quiero imaginarme perdiendo la memoria.

- Me han dicho que anda escribiendo sus memorias.

-Bueno, no exactamente. Dentro de dos días [el jueves] sale a la calle un librito mío que se titula "Pociones", que es una mezcla de poemas y canciones. El libro es muy humilde. Lo otro que tengo es un proyecto de memorias: recuerdos míos con Sabina. Ya llevo 200 o 300 folios y solo he llegado a 2004.

- Los años más canallas ya están contados.

-Eso: casi treinta años. Para terminar el proyecto tendría que coger seis meses libres, pero no los tengo.

- "Ruta 52", ¿un concierto cada semana?

-No, no. Lo que busco es dar uno en cada una de las provincias de España. No lo quiero hacer en un año, más bien en seis o siete. No tiene que ser todo Madrid, Barcelona o Valencia. Quiero poner un banderín en todas las provincias de España. Si me llaman, cojo el coche y la guitarra y acudo allí donde haya una sala de 50 u 80 personas que quieran participar en una fiesta con las canciones de Sabina.

- Lleva poco, ¿no?

-Nada. Empecé en diciembre en Valencia. Luego fui a Cádiz, a Barcelona y a Úbeda, en Jaén.

- La patria de San Joaquín Sabina.

-(Risas) Pues me recibieron tan bien que en lugar de hacer una fecha tuve que hacer dos. En Úbeda hay una iglesia que ahora es una sala de conciertos. Allí toqué tan contento. Este próximo fin de semana me toca Avilés y Ferrol.

- Y solo.

-Soy un trapecista sin red.

- ¿Se siente desamparado sin García de Diego y Mara Barros?

-Absolutamente. Lo que pasa es que en estos conciertos hago lo que me apetece. En realidad, cuento más que canto, pero así ganamos todos. Cuento por qué existe tal o cual canción, cómo era antes de que la grabáramos. Lo que planteo es más historia que canción, porque las canciones ya las conocemos todos.

- Un periódico localizó a "la princesa".

-Sí, lo leí. Le hicieron un reportaje en profundidad. Está muy bien.

- Sin embargo, nadie sabe quién robó el mes de abril.

-Nadie se lo robó a Sabina, es muy descuidado y lo perdió. Salió a la calle y no se acuerda dónde lo echó. Por eso dice lo que dice.

- A Sabina le pasa lo que a los clásicos. ¿De verdad que le dieron el palo de "Pacto entre caballeros"?

-Lo que más le gusta a Sabina es fantasear. Sabina es el "pirata cojo". Lo que hace es inventar vidas. La canción tiene un comienzo cierto, pero todo lo demás lo desarrolla a su bola. Lo más bonito es fabular, exagerar la realidad.

- Parece que su relación con Sabina, cuando es buena, es muy buena, y cuando es mala, también es buena.

-(Risas) Desde luego que sí. La carrera que llevamos en común ha tenido un montón de luces y muy pocas sombras, sin episodios negativos de ningún tipo, sin grandes cabreos, ni enfados. Sabina es un tipo al que quiero mucho y al que seguiré queriendo todavía más.

- ¿Siguen escribiendo?

-Cada vez menos. Antes salíamos a tomar unas copas, cogíamos una de esas servilletas que se rompen con solo mirarlas y nos poníamos a ello. Las cosas están cambiando: cuando escribimos ahora ya no es en un bar porque casi siempre es una casa. Lo que le decía al principio: no tenemos el aguante que teníamos. Mire, estaba en la cocina de casa con "Por el bulevar de los sueños rotos". Estaba con ella antes que Álvaro Urquijo. Bueno, me di cuenta de que había un trozo que me faltaba. La quiero tocar en Avilés como yo la concebí. Me senté y me salió. El viernes la escuchará en el Santacecilia. O sea, si me obligo, escribo, lo que pasa es que me obligo poco; con esta edad me he dado cuenta de que soy de natural perezoso.

- En todo caso, ¿qué hay en la cocina?

-Lo último que hicimos fue "Lo niego todo". Sabina acaba de hacer el pregón de Cádiz que ha sido como escribir un disco entero desde el principio: por el número de versos, por el trabajo que le ha llevado. Pero sí, quiere volver a grabar. No vamos a parar de trabajar.

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