El lujo español sin el que Anabel Pantoja no puede vivir y que se ha llevado a París: "Me lo he traído de mi casa"

Anabel Pantoja se encuentra pasando unos días en Francia. Aunque hace tan solo unas horas la influencer publicara un carrusel de fotos en Instagram titulado "feliz mierdahallowen", ya parece mostrarse con otro ánimo totalmente distinto.

Parece que la festividad del Día de los Muertos no es santo de su devoción -y nunca mejor dicho-. "No me pasa nada, solamente que somos dos personas que como el Grinch de Navidad, pero en Halloween", confesó Anabel Pantoja. Y es que la sobrina de la Pantoja es bastante más fan de las fiestas nacionales, "el Día de Reyes, Ferias".

Era su previa al viaje a París, del que ya ha compartido un primer reel. "Empieza la nueva serie para Netflix: La gordi en Paris. Si no sabes idioma, tu inténtalo". Anabel se lucía con el taxista chapurreando todo lo que podía de italiano y con mucho ímpetu para que el conductor entendiera lo que estaba queriendo decir, aunque parece que sin mucho éxito.

"Estoy muy emocionada porque me da miedo el frío y la lluvia", comentaba la colaboradora televisiva nada más terminar la maleta. Había echado mano de toda la ropa de abrigo que pudo para contar con conjuntos suficientes. Han tenido que pasar 37 años para que Anabel Pantoja pise París y por fin ha aterrizado en "su hogar hasta el domingo".

Drama nada más llegar

Después de la calma, eso sí, parece que llegó la tormenta. Anabel Pantoja avistó la Torre Eiffel con una ilusión bárbara, aunque la felicidad terminó diluyéndose al descubrir una equivocación crítica: llevaban con ellos una maleta que no era la suya.

Lo comentaba en pleno desayuno, con una tostada de mantequilla y jamón en la mano. "Primer golito antes de llegar a París", confirmó. Anabel explicó el pequeño incidente: "El muchacho se ha traído que no es de él. Esta maleta pertenece a un muchacho y cuando la hemos abierto no había cosas del niño".

La influencer lanzaba un mensaje de socorro a los parisinos para localizar a la persona a la que pertenecía la maleta: "Estamos intentando localizar al chico, que es español y vive en Paris. Le hemos escrito por face e Instagram ojalá pueda verlo para poder hacer el cambio en la ciudad y no tener que ir al aeropuerto otra vez".

Una tradición en todas partes

Este suceso no ha parecido atormentar el desayuno de Anabel Pantoja, a la que ya le pasó lo mismo hace años en Londres. Al parecer supo entenderse con el recepcionista con respecto a sus gustos: "Ya le he explicado que quiero mi colacao, que dónde lo compro". Eso sí, ella ya se lo había traído de su casa para evitar encontrarse con el disgusto de que no hubiera.

Dicho y hecho: "Bueno, que sepáis que yo le acabo de pedir al hombre de aquí que me echara leche porque yo me he traído mi Colacao y mi azúcar moreno. Pinta de Colacao no hay". Por el resto del día, Anabel pantoja ha estado haciendo turismo y las vistas han hecho que hasta le saltara alguna que otra lágrima. Tanto es así que a pie de mirador comenzó a bailar las canciones de un músico callejero.