Mucho se ha hablado de ellos, pero la realidad es que, digan lo que digan, hay que reducir su consumo al máximo si se quiere perder peso Los hidratos de carbono, a no ser que hagas mucho ejercicio físico cada día, se transforman en grasa. Lo que sucede con este tipo de alimento es que aporta mucha energía que, si no se quema, se transforma en grasa. Está también contraindicado para la diabetes. Todo empeora si estos hidratos son refinados y de mala calidad.

Por eso, si lo que quieres es mantener en un peso adecuado, has de evitar ciertos productos: las harinas blancas y los alimentos elaborados con ellas (pan, masas, bizcochos, pasta, etc.).Tampoco es conveniente comer productos hechos con harinas integrales, ya que lo más habitual es que se confección también con harina blanca y salvado añadido y, del mismo modo, contribuyen al sobrepeso.

La aportación necesaria de hidratos deberá llegar en un caso así de otros productos, que podremos consumir pequeñas cantidades. Se trata de cereal integral: arroz, avena, quinoa, mijo o amaranto. Eso sí, hay que estar muy atento, ya que estas pequeñas raciones de cereal integral deberán consumirse en el desayuno y en la comida. Nunca en la cena.

¿Y entonces qué? Para llevar a cabo esta dieta que nos permitirá estar en el peso adecuado, habrá que centrar la alimentación en otro tipo de productos. Aumentaremos el consumo de la proteína y, aunque parezca increíble, también de la grasa. Eso sí, habrá que escoger siempre alimentos de origen natural, que estén sin procesar, sean de buena calidad y de fácil digestión.

Al final estamos hablando de carne blanca, de pescado, de algo de queso, huevos, legumbres, e incluso un puñado de frutos secos cada día. En el caso de las grasas, estas deberán proceder de aceites vegetales (de oliva, lino, coco, germen de trigo o sésamo) y también del aguacate, uno de los productos cuyo consumo más ha crecido en los últimos tiempos.

Estas sencillas claves te pueden permitir llevar a cabo una dieta sin demasiado esfuerzo, sana, que aporta la energía suficiente pero que no llena innecesariamente las reservas de una energía que, en muchos casos, no gastamos al llevar una vida más bien sedentaria. Reduce la cantidad de hidratos de carbono y apuesta por alimentos frescos y naturales, que puedes encontrar en el mercado de tu ciudad, y pierde esos kilos de más que a veces te traen por la calle de la amargura.