Es una actividad ancestral en Cangas del Narcea, documentada desde el siglo IX y que, tras languidecer durante muchos años, ha recuperado el pulso al entrar en el siglo XXI hasta consolidarse y convertirse en fuente de empleo y de oportunidades en el suroccidente asturiano.

Por este motivo, los viticultores de Cangas del Narcea y todo el sector en general del resto de territorios de la comarca donde ha prendido la cultura del vino se han convertido en “Asturianos del mes” de octubre de LA NUEVA ESPAÑA. Una distinción que llega al cumplirse el 20.º aniversario del inicio de los trabajos para impulsar la marca con la aprobación, en 2001, del primer reglamento del Vino de Cangas, y que se concede en octubre por ser este el mes en el que la Denominación del Origen Protegida (DOP) se amplió e incorporó oficialmente dos nuevas bodegas, hasta sumar un total de nueve.