Los hosteleros de Oviedo pueden servir cafés y pinchos para llevar sin miedo a ser sancionados siempre que no permitan la entrada de los clientes al interior de sus locales. Lo cierto es que lo de servir a la puerta o por ventanilla ya era una práctica habitual en la ciudad, pero el visto bueno oficial salió de la reunión semanal que mantiene el Ayuntamiento con las fuerzas de seguridad que operan en el municipio –Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Local– desde que comenzó la crisis del coronavirus. “Menos mal. Hasta ahora tenía la sensación de estar vendiendo droga cada vez que un cliente se llevaba un cortado”, asegura Sonia Brea, que tiene un negocio en la calle Uría y tuvo algún que otro encontronazo con los agentes de la autoridad antes de que estuviese permitida la venta de manera oficial en Oviedo. “Creo que estoy denunciada. Los primeros días después de la orden de cierre me machacaron”, añade Brea. Aunque no es la gallina de los huevos de oro y no les da siquiera “para pagar la mitad del alquiler”, la venta para llevar se ha convertido en la única vía que tienen los hosteleros para meter algo en la caja