Aunque el certamen de minerales, gemas y fósiles de Oviedo ha cambiado de ubicación después de 32 años celebrándose en la Escuela de Minas –el traslado de los estudios al campus de Mieres ha obligado a organizarlo en el Palacio de Congresos del Calatrava– la feria no se ha resentido, al menos en cuanto a respuesta por parte de los visitantes. Según los datos que manejan los responsables del Grupo Coleccionista Minero Investigador (Grucomi), la entidad que debutó este año organizando el evento, más de 3.000 personas se pasaron por el Calatrava a lo largo de un fin de semana en el que la mayoría de los veinte expositores que participaron en la cita hicieron buenas cajas. A pesar del cambio de ubicación, se siguieron manteniendo las tradiciones. Como viene siendo habitual todos los años, los niños se convirtieron en los principales protagonistas durante la mañana del último día de la feria. Decenas de ellos tomaron parte en el concurso de bateo de oro, organizado en colaboración con el Ayuntamiento de Tineo y la asociación Barciaecus