Millones de turistas visitan en estas fechas cascos históricos como el de Sevilla y aunque no deja de ser una estampa costumbrista, a algunos vecinos les molesta que en sus fachadas y balcones lo más visible sea la ropa tendida. Lo cierto es que basta con dar un paseo por el centro de la capital hispalense para comprobar que tender la ropa en los balcones es una práctica habitual, sobre todo, en apartamentos turísticos. Incluso en viviendas que están a tan solo cincuenta metros de la catedral, donde encontramos muestrarios de toallas y bañadores. En ciudades como Granada y, sobre todo, en la mayoría de los barrios obreros de las grandes ciudades, se tiende la ropa de cara al exterior, ya que suelen ser pisos interiores y pequeños que no tienen un espacio privado para tender.