"La esgrima antigua no es un deporte sino un arte marcial histórica europea", explica Pelayo Mejido. Él es uno de los instructores de la Escuela Asturiana de Esgrima Antigua, que reúne a más de un centenar de amantes de esta disciplina cuyo origen se remonta al medievo. El objetivo de la esgrima antigua no es la competición o conseguir un tocado sino la autodefensa, basada en el estudio de los tratados de esgrima desde el medievo hasta el siglo XIX y de la réplica de espadas reales; "una autodefensa que en la actualidad tiene un componente más romántico que de defensa real, que sigue un poco los valores caballerescos y de respeto a los compañeros", explica Mejido. Los practicantes de la esgrima antigua buscan entender cómo se luchaba en la Edad Media, Moderna y hasta el siglo XIX. "Un arte que con el tiempo quedó relegado a arte de salón con normas, convirtiéndose en la esgrima deportiva, y que no tiene mucho que ver con como luchaban los caballeros medievales en su momento".