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Valentín Monte CarreñoEtnógrafo y experto en azabache

Valentín Monte, etnógrafo: "Existen muchos tipos de azabache, pero el de Asturias es el mejor"

"El futuro del sector pasa porque haya materia prima y para ello se necesita la implicación de la Administración"

Valentín Monte, etnógrafo: "Existen muchos tipos de azabache, pero el de Asturias es el mejor"Alicia García-Ovies

El etnógrafo y experto en azabache Valentín Monte Carreño se muestra pesimista ante el futuro del sector. El especialista ve “complicado” la recuperación de la extracción minera, sin la ve "muy difícil" que se mantenga la actividad. Monte ha participado en una mesa redonda en Quintueles en la que repasó la historia de este mineral en la zona de Les Mariñes y lo que supuso para su desarrollo económico durante siglos.

-¿Qué supuso el azabache para Les Mariñes?

-Fue el motor económico de la zona durante años. Desde el siglo XV eran muchos los vecinos de Les Mariñes que se dedicaban al sector azabachero. Es cierto que en los últimos tres siglos se fue centrando en Oles, seguramente marcado por la escasez de material en otras zonas, pero en Les Mariñes siempre hubo azabache. En toda la costa, desde Tazones hasta una parte de Gijón.

-En esa época, ¿qué papel desempeñó la cofradía azabachera de Quintueles?

-La cofradía, a pesar de que abrió en una época en la que ya había comenzado el declive compostelano, porque había menos peregrinos, jugó un papel importante. Se fundó en 1604 y sus estatutos datan de 1633, en aquella época todavía había demanda. Queda demostrado en las subastas anuales que hacían, si bien a finales de siglo su actividad fue decayendo.

-Sin duda, hablar de azabache es hacerlo también del Camino de Santiago. ¿Cómo se crea esa relación?

-Los peregrinos se han llevado recuerdos desde siempre. Al principio, eran vieiras naturales, luego los artesanos comenzaron a hacerlas con plomo y estaño. Pero hay un momento en que se dan cuenta que en Asturias hay un material que se cree tiene características mágicas y de protección. Eso, unido a la relativa escasez que había, lo convierten en una pieza muy cotizada y, por tanto, se puede vender más cara. Es un negocio que dio lugar a una época dorada. Se exportaban pedidos inmensos de azabache a Santiago, ya fuera bruto o trabajado.

-¿Dónde empieza su declive?

-Hay una época en la que los productores asturianos comienzan a exportar a América, pero con el paso del tiempo el interés acaba decayendo. En Santiago, en el siglo XIX, desaparece el azabache por completo y los pocos azabacheros que quedan en Asturias empiezan a hacer piezas populares. En un momento dado, se acaba convirtiendo en algo residual y las minas dejan de explotarse. En los años 50 prácticamente no quedan azabacheros y los pocos mineros que quedan son figuras como las de Tomás Noval, un agricultor que se dedicaba a coger azabache en sus ratos libres.

-Habla de que hay más de un tipo de azabache, ¿no está de acuerdo con la afirmación de la Asociación Azabache Jurásico de Villaviciosa que asegura que solo el de Asturias lo es?

-No. Le voy a poner un ejemplo. Yo puedo decir que el jamón de Guijuelo es el mejor, pero no puedo decir que el resto no son jamones. El azabache es una variedad de lignito que se puede trabajar y hay de muchas clases, jurásico, cretácico, romano… Toda España está sembrada de distintos tipos de azabache. Decir lo contrario es intentar tumbar la historia. Aunque es verdad que el de Asturias es el mejor porque es el más estable.

-¿Cómo ve el futuro del sector?

-La protección de la cultura azabachera como Bien de Interés Cultural inmaterial está muy bien, ¿pero qué escenario nos queda después?. El futuro pasa porque haya materia prima, cómo o cuándo eso ya no lo sé. Queremos azabache asturiano, porque eso evitará que se traiga azabache de fuera.

-¿Ve viable la apertura de una mina?

-Lo veo muy complicado. Llevamos cuarenta años demandando la recuperación de la extracción porque material en el subsuelo hay a montones. Pero pasa que eso ocurra tiene que haber ayuda de las administraciones públicas, a una empresa privada, sin ningún tipo de ayuda, no le saldría rentable abrir una mina. Se necesita personal, infraestructura… Al final el precio por un kilo de azabache sería elevadísimo.

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