Luis Rivaya publica su segundo libro de memorias: "Los rallies fueron mi salvación"

El histórico cámara, ya jubilado, repasa en "La cuneta al desnudo" sus cuarenta años de trayectoria grabando carreras de coches

Luis Rivaya, con un ejemplar de su segundo libro de memorias. | A. G.-O.

Luis Rivaya, con un ejemplar de su segundo libro de memorias. | A. G.-O. / Alicia García-Ovies

La trayectoria de Luis Rivaya bien podría parecerse a cualquier pista forestal de un rally de tierra, con sus baches, piedras y roderas. No ha sido fácil, más bien todo lo contrario, pero tras cuarenta años como cámara de carreras si algo le queda son las personas y las historias que ahora ha decidido plasmar en su segundo libro de memorias, "La cuenta al desnudo". Se trata de un volumen en el que narra, tras reescribirlo cinco veces, los pormenores, entresijos y secretos de un mundo que le ha dado tanto.

Por la izquierda, Markku Alén, Luis Rivaya y Carlos Sainz, en una imagen de archivo. | R. A. G.-O.

Por la izquierda, Markku Alén, Luis Rivaya y Carlos Sainz, en una imagen de archivo. | R. A. G.-O. / Alicia García-Ovies

Las anécdotas a lo largo de esos cuarenta años como cámara son incontables. El asturiano puede presumir de haber estado con figuras de la talla de Marku Alen, Luis Climent, Jaime Azcona, José María Ponce, Claudio Aldecoa... Y así un sinfín más de campeones. "Los rallies fueron la salvación de mi vida cuando murió mi mujer. Aún recuerdo ponerle a Carlos Sainz el micro delante en 1985. En aquel momento nadie se imaginaba que iba a ser campeón del Mundo, y lo logró", cuenta. También en su memoria continúa presente el día que José María Ponce ganó el Costa Brava de Cataluña en 1991. El piloto se jugaba en esa carrera el campeonato y se habían flotado distintos viajes desde Canarias, su tierra natal. "El ambiente era espectacular", aunque si algo marcó a Rivaya fue "el momento en que buscó a su mujer entre el público y la abrazó".

El cámara es historia de los rallies, pero, de muy joven, su futuro se presentaba alejado de las carreteras. El ovetense inició Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, aunque decidió dejarlo en el último año de carrera. En 1983 hizo las maletas y junto con la que sería su mujer, Maribel Sánchez, decidió regresar a Asturias. Se instalaron en un pueblo de Nava, donde compraron una casa-bar. "Para que los clientes vinieran al negocio se me ocurrió ir a grabar las fiestas de los pueblos y, por la tarde, ponía la cinta en el bar. A la gente le encantaba verse en la televisión", recuerda.

Así hasta que un día comenzó a pasar por delante del bar gente camino al Rally Príncipe de Asturias. Sin pensarlo dos veces, Rivaya y su mujer se plantaron cámara en mano para grabar la prueba deportiva. Sería la primera de muchas. En los años posteriores, el asturiano acabaría por convertirse en un referente del automovilismo con su productora La Chalga Pro.

También estuvo al frente de la televisión de la Comarca de la Sidra, canal que mantuvo en activo hasta la llegada de la TDT.

En 2013, la productora retomó su actividad hasta el año pasado, cuando Rivaya anunció su jubilación. Un adiós que culminó con un emotivo homenaje en el teatro Riera de Villaviciosa, concejo en el que reside actualmente.