Para que no hubiera incógnitas, y en una rueda de prensa la pasada semana en Mieres sobre la incineradora, el secretario de organización de la FSA, Jesús Gutiérrez, quemaba cualquier duda y aseguraba: «La decisión (sobre la candidatura) ya ha sido tomada y hace tiempo que ha sido trasladada a la comisión ejecutiva federal». Lo que tras aplicar el descodificador de la FSA significaba que, salvo cataclismo, el candidato sería Javier Fernández. Días después, fuentes de la ejecutiva federal subrayaron el mensaje. La candidatura del líder asturiano era conocida «de sobra».

Algo había pasado para que Gutiérrez hablase en rueda de prensa de un asunto calificado de tabú socialista hasta pasada la Presidencia española de la UE. Una suma de factores. En la FSA habían visto cómo Areces iba adquiriendo el don de la ubicuidad y se prodigaba en tantos actos que parecía un candidato en campaña. Temían que intentase proclamarse por la vía de los hechos consumados. La reciente conferencia en el Ritz causó un doble resquemor: resucitó unas dudas que «son más el deseo de algunos que una realidad», dicen fuentes socialistas, y resquemó la supuesta búsqueda de tanto respaldo empresarial. «El empresario que quiera apoyar a Areces para ser candidato socialista al Principado, que se afilie a nuestro partido», insisten en destacar el la calle Santa Teresa. Más claro, agua. Pero, hablando de agua, el auténtico motivo de enfado habían sido las intervenciones del Presidente en los dos últimos comités federales (en el último con repercusión mediática nacional con su petición de diálogo con los sindicatos). Manda la liturgia que hablan los presidentes autonómicos si son, a la vez, secretarios generales de su federación. Si no es así, el que habla es el secretario general, el hombre del partido.

Aclaradas las reglas del juego, la FSA se enfrenta ahora a lo que en términos futbolísticos podría llamarse la «pretemporada» de Javier Fernández, aunque asunto importante es también encontrar esa «salida digna» para Areces, cuyos afines en el partido mantienen un escrupuloso silencio. No obstante, extramuros, parece que hay figuras interesadas en reactivar de manera inminente la plataforma ciudadana que en 2000 apoyó en su ascenso al Gobierno regional. De aquella decían: «Tini Areces es algo más que un candidato del PSOE, como el Barça es más que un club».

La «pretemporada» de Javier Fernández incluirá, sin duda, un plan para darlo a conocer a los asturianos, universalizar el «gancho» que entre algunas féminas tiene este ingeniero de minas mierense nacido en 1948. Encuestas socialistas revelan que el 30% de los asturianos no lo conocen. A Areces lo conoce más del 90%. Los consejeros Migoya y Rabanal son más conocidos que Fernández, sentencian los mismos estudios. Parte de ese plan de conocimiento es una participación más decidida en asuntos de interés general (la intervención de la FSA para reactivar el proyecto de la depuradora es un ejemplo) y continuar con su «tour» con la militancia. Hoy, lunes, estará en Tineo, donde va a reunirse con los secretarios generales de las agrupaciones locales, los alcaldes y los portavoces socialistas en los ayuntamientos del suroccidente asturiano.

En el partido, fieles a la doctrina de que será el candidato con más respaldo interno de la historia del PSOE asturiano tras la muerte de Franco, destacados militantes aseguran que el nuevo reparto de poder en la FSA queda porcentualmente establecido así: «El 80% de los apoyos los tiene Javier, el 10% están en manos de Areces y un 10% los controla el SOMA». A renglón seguido, sentencian: de primarias, nada. Seguro que a Fernández Villa estas cuentas no le cuadran.