Oviedo, J. A. O.

La operadora ferroviaria Renfe obtuvo beneficios en el negocio de AVE por primera vez el pasado año, tras dos décadas de pérdidas y de recibir unas subvenciones estatales que han sido prohibidas de forma taxativa por la Unión Europea (UE). No obstante, numerosos especialistas han puesto en tela de juicio que los beneficios declarados por la compañía que preside Teófilo Serrano puedan considerarse reales, dado que en las cuentas que ha presentado no figuran los gastos de infraestructura o mantenimiento, que son muy elevados. Según ha reconocido el Ministerio de Fomento, tener en buenas condiciones un kilómetro de línea de AVE cuesta 100.000 euros al año y el doble en el caso de los túneles. Un ejemplo: mantener la variante de Pajares supondrá un gasto de diez millones de euros cada año. A nivel nacional, la inversión es estratosférica.

El catedrático de economía aplicada Germà Bell, considerado uno de los mayores especialistas del país en infraestructuras y muy crítico con el modelo de AVE que se implanta desde hace años en España, asegura que el hecho de que el Estado cubra el gasto de la infraestructura equivale a aplicar una subvención sobre el coste de los billetes de AVE. Si ahora ya son considerados caros por los usuarios, sin este apoyo resultarían inalcanzables para el ciudadano medio.

De acuerdo con un estudio llevado a cabo por el economista Abel Fernández, el coste del viaje en un tren de Alta velocidad entre Asturias y Madrid andaría entre los 232 y los 463 euros, en el caso de que Renfe se viera obligada a transferir al usuario los costes de construcción y mantenimiento de la línea. El cálculo está hecho tomando como punto de partida una ocupación base de 2.506 viajeros diarios, y optimista de 5.012, en el corredor con la capital de España.