Frente a la recesión, que todo lo abarca, talento, tesón, trabajo y unión. Los distinguidos con las medallas de Asturias se convirtieron ayer en referentes y ejemplos de la capacidad de la región para afrontar dificultades, en una ceremonia intensa y austera que arrancó con una protesta de profesionales de la sanidad y la educación públicas a las puertas del auditorio Príncipe Felipe, de Oviedo.

La «música de viento» de la movilización laboral encontró contrapunto en el acordeón, la gaita y la guitarra del trío «Asturiana Mining Company», que abrió y cerró el acto institucional del Día de Asturias. Javier Fernández se estrenó como presidente del Principado con un discurso en el que desde el principio alertó frente a una «recesión que no se tumba al fresco ni concede relajos». Puertas afuera había sido abucheado por los médicos y enfermeros que protestaban por un recorte de salario y un aumento de jornada que consideran excesivo. Fernández concedió que el Día de Asturias «es una celebración para el disfrute» pero, acto seguido, propuso una reflexión y un viaje por una historia en la que, dijo, «supimos pelear, resistir y ganar a lo largo de siglos para hacer una Asturias mejor». Poco dado a pecar de optimismo, Fernández hizo votos para «seguir caminando y continuar resistiendo» porque «los asturianos no renunciamos a conquistar un futuro mejor». Ese desafío es, dijo, la gran asignatura del curso que ahora empieza. El presidente del Principado apeló entonces a la suma de esfuerzos: «No os hablo de derrotar a la recesión, sino de ser capaces de unirnos en esa lucha, requisito indispensable para ganar». Y puso como ejemplo a los galardonados, protagonistas de «vidas fértiles, nutrientes para Asturias».

Antonio Suárez elogia la honradez de la emigración asturiana

El presidente del Principado inició la glosa de galardonados por Sergio Marqués, medalla de oro a título póstumo, «tan ejemplar en la siempre difícil cordada de bajada». Javier Fernández elogió «la tranquila dignidad con la que soportó los reveses» y le puso como referente de honestidad «cuando se cuestiona sumariamente la dedicación política (...) es toda una réplica contra quienes hacen piña, empecinados en el denuesto de la política y sus instituciones», ante un auditorio en que se encontraban otros cuatro ex presidentes regionales, Francisco Álvarez-Cascos y Vicente Álvarez Areces, que estuvieron sentados codo con codo, y por otro lado Juan Luis Rodríguez-Vigil y Antonio Trevín.

Del empresario atunero Antonio Suárez, destacó Javier Fernández su carácter «emprendedor», seña de identidad de la emigración asturiana. Al ovetense, afincado en México y con raíces en Sobrescobio, le correspondió leer el discurso en representación de todos los galardonados, en el que tuvo palabras cálidas y sentidas para los emigrantes asturianos: para los de antes, «aquellos mozos de antes que salían buscando una mejor vida» y que «forjaron en México una escuela de trabajo y honradez»; para los que se vieron obligados «a abandonar España por motivos políticos y encontraron asilo y cobijo en un país alque también dieron mucho» y a los nuevos emigrantes «jóvenes preparados, que trabajan en empresas de América y también de México». La ceremonia creció en emoción e intensidad cuando el empresario atunero, distinguido en España con la gran cruz de la Orden del Mérito Civil y en México con la Orden del Águila Azteca, contó al auditorio que allí estaba su nieto de 11 años al que llevará hoy a su pueblo, en Sobrescobio, para decirle las mismas palabras que él escuchó de pequeño de su padre: «Tonín, mira esos montes, fueron pisados por tus antepasados. Acuérdate de que eres de aquí». Antonio Suárez acabó el discurso de agradecimiento de los galardonados con un mensaje igual de sentido: «nos une el amor por Asturias».

La «superación de las adversidades» de la quesera Marigel Álvarez, que junto a su marido apostó en plena crisis de los años ochenta por una iniciativa artesana; «la constancia y el esfuerzo» del atleta paralímpico José Manuel González Santamaría, cuyo galardón recogió su padre porque el gijonés está en los Juegos de Londres, y el trabajo eficiente de los carteros rurales, testigos de «esa parte irrenunciable de Asturias que es el mundo rural, médula del ser asturiano», fueron algunos de los argumentos del presidente del Principado en su repaso a las trayectorias vitales de las medallas de plata de 2012. «Con ellos compartiremos el viaje, convencidos de que en la escarpada, en la dura subida que nos espera y lograremos culminare, el ejemplo de los mejores nos guiará por la senda del bien común, con Asturias al fondo de todos los caminos», concluyó Javier Fernández.

El acto institucional del Principado acabó, como es tradicional, con el «Asturias, patria querida» que en esta ocasión corrió a cargo de la «Asturiana Mining Company». La banda dejó a un lado el tono folk de las canciones con las que abrió la gala para dejar su particular sello en el himno regional.