Acudir de nuevo a las urnas. Es la solución a la que apuntan todos los vecinos de Cudillero consultados por LA NUEVA ESPAÑA para dar salida a la caótica situación política que vive el ayuntamiento tras la anulación por parte del Tribunal Constitucional (TC) del nombramiento del cuarto alcalde en lo que va de mandato, el socialista Luis Fernández Garay.

El PSOE, con mayoría absoluta, se ha quedado sin la posibilidad de presentar candidato, a tenor de la sentencia del alto tribunal, que inhabilita también al resto de ediles de la formación. El argumento es que estos concejales, al igual que Garay, ya renunciaron a ser alcalde cuando el PSOE de Cudillero decidió proponer como regidor a Ignacio Fernández, un militante que no figuraba en la lista electoral. El Constitucional también invalidó el nombramiento de Ignacio Fernández, con lo que los socialistas, que ganaron ampliamente los comicios y que dominan la corporación, no pueden colocar a ninguno de los suyos al frente del municipio.

La de anteayer fue la segunda sentencia del Constitucional que aparta a un socialista del cargo de alcalde de Cudillero pixueto en menos de seis meses. Los vecinos ya no saben qué decir. El jubilado Luis Busto asegura que la decisión que aparta a Fernández Garay de la alcaldía «ya no causa sorpresa, para los años que me quedan no me voy a enfadar. Total, son ellos los que lo organizan todo y no preguntan a nadie...», dice mientras toma un aperitivo con su amigo Olegario Suárez, también pixueto.

Para Suárez la mejor solución sería un celebrar unas elecciones en Cudillero. Y añade que la inestabilidad municipal se acabaría con que «meta mano el Principado y manden a uno de arriba, por lo menos hasta las elecciones». Suárez considera que la fugacidad de los alcaldes en el Consistorio «es una vergüenza. Desde el primero hasta el último. Sólo miran por sus propios intereses y dicen que quieren mucho a Cudillero, pero sólo nos quieren para pagar impuestos».

Busto, con dureza, cree que «están fastidiando al concejo. No han hecho nada y la economía está peor que al principio del mandato». Por su parte, Olegario Suárez lamenta que «lo que pasa en Cudillero es único, es todo muy extraño». Sin duda, afirma que la solución pasa por unas elecciones.

La convocatoria de unos comicios en Cudillero debería ser solicitada por el Gobierno del Principado de Asturias. Además, se requiere un informe positivo del Senado. Y sólo el Gobierno central podría disolver la Corporación municipal para convocar un nuevo período electoral para los alrededor de 5.000 habitantes de este concejo castigado por el vaivén político.

Pese a tanto trámite, José María Prendes, vecino de la villa pixueta, estima que «unas elecciones municipales podrían organizar todo esto». Una opinión que comparte con otro pixueto, Demetrio Valle. «Con tal de que arreglen la historia, lo mejor es ir a las elecciones», sentencia. La turbulenta situación política en el concejo occidental significa para Prendes que «Cudillero es un pueblo sin padre, una casa de locos».

El desgobierno de Cudillero es, sin duda, el asunto central de la vida municipal del concejo y es algo que tampoco escapa a los muchos turistas que en estos días de vacaciones pasan por una de las localidades más pintorescas de la región.

«Visto lo visto, con cuatro alcaldes en nada, lo mejor es deshacer la corporación y convocar elecciones», afirma Rodrigo Arizaga, que fue vecino durante varios años de Cudillero, pero que ahora reside fuera de Asturias y ha vuelto por el verano. Según Arizaga, «huele mal que nadie quiera el cargo de alcalde». Este visitante que antaño fue vecino cree que toda esta polémica daña la imagen del Cudillero más turístico. Sin embargo, una de las turistas que ayer visitaron la villa pixueta, Pilar Neira, opina que la gente va a continuar visitando la localidad, independientemente de sus conflictos políticos. «La vente va a seguir viniendo igual porque lo que pasa aquí nos interesa hasta cierto punto», indica.

Algunos turistas, como Belarmino Aguirre, están perfectamente al corriente de los cambios políticos en Cudillero, pero no discrimina a la hora de elegir a uno u otro partido para hacerse con las riendas del municipio. «Da igual a quien pongan porque son todos iguales», sentencia. Aguirre es un turista oriundo de Oviedo pero afincado en Bruselas (Bélgica), donde trabaja desde hace más de treinta años. A él no le sorprende la falta de un gobierno municipal porque en Bélgica han estado dieciocho meses sin ejecutivo. «Eso al final pasa en todos los sitios», concluye. Hay opiniones para todos los gustos. Para el gaditano Ignacio Rodríguez es llamativo que el PSOE diga que hará lo posible por seguir gobernando, «pero gobernar así...».

«No nos importa quién gobierne, solo queremos estabilidad», dicen los hosteleros

La incertidumbre por los efectos negativos que pueda acarrear la inestabilidad política de Cudillero en el turismo es un problema que preocupa a la Asociación de Hosteleros Pixuetos. Un nerviosismo que ya expresaron de forma pública el pasado junio, cuando el Tribunal Constitucional retiró a Ignacio Fernández el bastón de mando. La inquietud nace porque «Cudillero está en boca de todos, pero no por lo guapo que es», dice José Luis Fernández, secretario del colectivo.

Reclaman estabilidad, al margen de qué partido esté en el gobierno municipal: «Necesitamos diseñar con el ayuntamiento un plan a largo plazo, pero lo que pactas un día con un alcalde, no sirve con el siguiente. En todo este tiempo no se ha hecho nada. Cudillero vive de su fama y de su nombre», asegura. Fernández evita enjuiciar cuál es la solución que mejor viene a la villa. «A nosotros no nos importa quién gobierne, sólo queremos estabilidad, que tengamos un alcalde con el que tratar y trabajar».

Sin pensar demasiado en la política, cientos de turistas y visitantes paseaban ayer por Cudillero. Muchos, ajenos al vaivén; otros, con la lección aprendida. Como Mauro Gómez, madrileño, preocupado por la «complicada» situación que vive el concejo. «Yo lo que no llego a comprender es por qué renunciaron a ser alcaldes, ¿Iban en las listas no? Ahí está el problema, hay que ser más correcto a la hora de elegir a quién se pone en una lista y los candidatos porque si ninguno quiere ser alcalde, es que algo falla», reflexiona este visitante. Del batiburrillo de opiniones, sentencias, recursos y discusiones políticas, Gómez cree que lo mejor que se puede hacer es «sacar muchas lecturas y aprender de una situación tan curiosa».