Javier Fernández sorprendió ayer en la apertura oficial del curso al vincular los recortes que sufre la Universidad de Oviedo con la necesidad de un «adecuado, estable y suficiente sistema de financiación autonómica». El presidente del Principado se salió del solemne guión del acto celebrado en el Paraninfo ante la plana mayor docente para cargar contra los modelos que defienden otras regiones, como Cataluña, Madrid o País Vasco, «que disminuirían la cohesión territorial y social y la idea de pertenencia a una única comunidad política». Además, aprovechó la ocasión para aplacar las críticas recibidas por su Gobierno a cuenta de las duras restricciones que sufren las aulas de Educación Superior. «A veces se entiende mal la idea de autonomía universitaria, especialmente cuando se invoca en los templos académicos. Sucede luego que la realidad interfiere. Esa realidad puede ser molesta, gritona, rácana y desagradable», dijo, después de que el rector, Vicente Gotor, denunciara que «estamos en el límite».

«Lo que me interesa es avisarlos: no nos engañemos, porque no podremos contar con una Universidad de excelencia si no garantizamos una financiación equitativa, sostenible y justa», enfatizó Fernández, durante una intervención cargada de un alto contenido reivindicativo e ideológico. «Escucho plantear que esa financiación futura se vincule a la recaudación fiscal de los grandes impuestos estatales en cada autonomía. Y lo escucho no solamente en los discursos de un nacionalismo catalán sumergido en sí mismo, hambriento de banderas y exhibiciones para el espectáculo "Guinness". Lo oigo también a quienes, apoyados en su capacidad tributaria, compaginan el españolismo más castizo con la absoluta despreocupación por el equilibrio territorial», aseveró, en alusión a la Comunidad de Madrid. «Discrepo del cluster confederal vasco-navarro y de la pretensión catalana de una financiación anclada en la balanza fiscal, pero también de un sistema que dependa esencialmente de la capacidad tributaria de cada comunidad», remató.

El líder del Ejecutivo regional fue especialmente duro con las pretensiones madrileñas. «Me apoyo en unos números. 5.612 personas declararon en España más de 600.000 euros por el IRPF en 2011. De ellos, el 49 por ciento tributó como residente en esa comunidad, que sólo cuenta con el 16 por ciento de contribuyentes por ese impuesto. Es en esa comunidad donde asienta su cuartel general la mayoría de las empresas cotizadas, cuyos directivos tienen un sueldo medio de 700.000 euros, según los datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores», destacó. «También es la comunidad en la que reside un mayor número de grandes propietarios de empresas o elevados patrimonios que, como personas jurídicas, someten sus rentas al tipo aplicable en el impuesto de sociedades, sensiblemente menor que el marginal que opera en el que grava las rentas de personas físicas», prosiguió. «Una comunidad así, con esa capacidad fiscal, está en condiciones de plantear una auténtica competencia tributaria interterritorial, procurando una concentración de patrimonios y rentas altas en una determinada jurisdicción fiscal: la suya», advirtió. «Para una nación, los símbolos son muy importantes. El himno, la bandera y la Corona generan sentimientos de pertenencia. Pero, créanme, el equilibrio territorial, la caja única de la Seguridad Social y los mecanismos de nivelación de servicios son símbolos también muy poderosos», concluyó.

Las advertencias del presidente regional resonaron en el edificio histórico de la Universidad como una explicación ante los recortes que sufre la institución académica, especialmente duros durante este año, y en pleno proceso de elaboración del Presupuesto autonómico para el próximo ejercicio. «En la evolución del sistema de financiación y de la distribución de recursos resultante se determina en buena medida la evolución de España», indicó. «Hay quien renuncia a un trozo de patria simbólica a cambio de una buena porción de la tarta de la financiación y, a menudo, ha conseguido su apetencia: para aliviar la tensión mayor, que es la deriva independentista, se han ido buscando y agotando aliviaderos sucesivos. No hay Estado que resista semejante tensión incesante y continua», añadió.

En este contexto, Fernández sacó pecho ante las autoridades académicas por las medidas aprobadas por su Ejecutivo para aliviar la asfixia que sufre la Universidad de Oviedo. «Podrán pedir ustedes las pruebas de nuestro compromiso con esta institución. Hace un año, recién constituido el Ejecutivo, existían retrasos importantes en los pagos. Hemos normalizado la situación financiera, lo que no quiere decir que sea óptima, ni satisfactoria», apuntó. «Ahí están los dos millones concedidos para la financiación de los grupos de investigadores», prosiguió. «Antes de que se acabe este ejercicio, el Gobierno también adoptará otras medidas para que la institución pueda cerrar el año sin incurrir en déficit», anunció.

«Hemos llegado al límite», alerta el rector sobre las cuentas académicas

La promesa de Fernández, que se mostró «preocupado» por la situación docente en la región, fue acogida con alivio por los responsables universitarios. De hecho, las penurias económicas de la institución ocuparon buena parte del discurso del rector, Vicente Gotor, acompañado por todos los miembros de su equipo de gobierno y por decenas de profesores, muchos responsables de centros y departamentos. En el acto también estuvieron presentes el delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, el presidente de la Junta General, Pedro Sanjurjo, la consejera de Educación y Cultura, Ana González, la directora general de Universidades, Miriam Cueto, los alcaldes de Oviedo, Gijón, Mieres y Avilés, Agustín Iglesias Caunedo, Carmen Moriyón, Aníbal Vázquez y Pilar Valera, respectivamente, así como numerosos representantes políticos como la presidenta del PP, Mercedes Fernández, Cristina Coto, de Foro, Emilia Vázquez, de IU, e Ignacio Prendes, de UPyD, y también el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, y otros responsables de organismos civiles y militares.

«Nuestro objetivo es optimizar al máximo los recursos, y la comunidad autónoma conoce los esfuerzos que estamos realizando en este sentido, también sabe los problemas que nos causa la falta de liquidez y que hemos llegado al límite», destacó Gotor. «Por esto debo dejar claro que no recortaremos ni prescindiremos de nada que pueda ocasionar un quiebro a nuestra Universidad, que pueda hipotecar su futuro como una institución que siempre ha garantizado la calidad de su docencia y de su investigación. No vamos a cruzar esa línea roja», añadió, en sintonía con el discurso que mantiene desde principios de este año.

El rector incidió, sobre todo, en la necesidad de fondos para llevar a cabo un profundo rejuvenecimiento de la plantilla, ante el bloqueo gubernamental para convocar nuevas plazas públicas. «La edad media de nuestro profesorado es demasiado elevada, situación que se agrava en algunas áreas de conocimiento, especialmente las vinculadas a las ciencias de la salud», destacó. «De lo contrario, se producirá un vacío intelectual difícilmente recuperable, que conllevaría la pérdida del merecido reconocimiento», añadió. E hizo un nuevo alegato en favor de la investigación, colapsada por los retrasos o las supresiones de los planes científicos. También destacó los «logros» conseguidos gracias al sello Campus de Excelencia Internacional, programa nacional de ayudas. Entre ellos citó la «mejora de la oferta docente con una apuesta clara por la internacionalización» y el «aumento de las estancias internacionales» de los docentes. Y se felicitó por la congelación de tasas aprobada por el Principado.

Pero el máximo responsable académico también dedicó tiempo a los aspectos positivos del pasado curso, que se cerró con la finalización de los doce primeros grados correspondientes al nuevo Espacio Europeo de Educación Superior, conocido como «plan Bolonia». Según indicó, «los primeros resultados son buenos, ya que muestran que tanto la tasa de expectativa como la de rendimiento son superiores en las enseñanzas adaptadas que en las anteriores». Y desveló que los estudiantes puntuaron con un 7 sobre 10 el nuevo modelo en la última encuesta general de enseñanza. «Pese a las adversidades, la Universidad no se para», sentenció, antes de que el coro entonara el «Gaudeamus igitur», previo al tradicional desfile final de los togados.