El plan impulsado por la Conferencia Española de Rectores para que particulares y empresas «apadrinen» a alumnos universitarios con escasos ingresos familiares ha encontrado respuesta en Asturias. Una jubilada acaba de ejecutar una donación de 8.300 euros para crear un paquete de becas destinadas a apoyar, especialmente, a los estudiantes que se hayan quedado sin una beca del Ministerio de Educación, están a punto de finalizar su carrera y se tienen que trasladar a diario hasta alguno de los campus de la institución docente. Aunque también ha pedido reservar otra parte de su entrega solidaria para todos aquellos que tengan importantes carencias, independientemente de su lugar de residencia y del curso que realicen durante el recién iniciado año académico.

El equipo rectoral ya ha realizado las gestiones pertinentes para corroborar que este tipo de donación es legal y, durante las próximas semanas, repartirá la cantidad recibida mediante una convocatoria específica. Además, los responsables académicos manifestaron ayer su deseo de «que puedan surgir iniciativas similares, sin que ello suponga sustituir ni menoscabar el sistema público de becas, por el que apostamos firmemente».

La donación hecha pública ayer cuenta con el precedente similar protagonizado por la emigrante asturiana María Dolores Suárez Martínez, que legó 100.000 euros a la Universidad de Oviedo en su testamento para crear un programa de becas con su nombre destinadas a alumnos con pocos recursos de la facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, tal y como informó LA NUEVA ESPAÑA hace unos meses. La mujer, que trabajó durante años como responsable de Turismo en la Embajada española de París, era hija de un médico de Sama de Langreo y había comunicado sus intenciones a la dirección del centro mediante una carta remitida varios años antes de su fallecimiento.

El rector, Vicente Gotor, se mostró partidario hace unos días de este tipo de acciones privadas para colaborar con las familias de universitarios que atraviesan problemas económicos en plena recesión. En este sentido, señaló que «no se trata de un ejercicio de caridad, sino de mecenazgo».