La promesa de Jorge Cavielles es firme: "Me comprometo a contratar a cinco personas si mañana mismo me bajan los impuestos". Jorge está de cumpleaños y tiene el silbato en la mano. Cumple 63 inviernos, 50 de ellos en el oficio de la peluquería. Regenta una en El Entrego, la peluquería Paulino, donde trabaja solo junto a su hijo. Tiene gafas y una mirada que va de la nostalgia al cabreo cuando se pone a contar su historia. Él tenía tres salones de peluquería y daba trabajo a decenas de empleados. Ahora ya no. En los últimos cuatro años ha tenido que despedir a 19 trabajadores y ha tenido que cerrar dos de sus salones. Se ha quedado con el original. Ha vuelto al pasado. "Me están arruinando. Yo he regresado a los años 50", explica.

A Jorge le quedan dos años para jubilarse, pero ayer fue uno más de los cuatrocientos peluqueros asturianos que se concentraron en Oviedo para reclamar al Gobierno de Mariano Rajoy, en particular al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, una bajada del IVA en el sector, que en septiembre de 2012 registró una "bestial" subida del 8% al 21% actual. El incremento de los impuestos ha tenido "efectos devastadores" sobre el sector y ha provocado el cierre del 20% de los salones de peluquería en Asturias (unos 560 establecimientos) provocando la pérdida de más de 800 puestos de trabajo. "No tiene sentido que no nos quiten los impuestos a los que creamos trabajo. Nos están arruinando", insiste Jorge. Según datos de la Asociación de Peluqueros de Asturias (Apepa), quedan abiertos en la región 2.800 establecimientos que dan empleo a más de 4.000 personas. En los años de bonanza económica había más de 6.000 trabajadores.

Los manifestantes, que secundaron a sus colegas del resto de España, hicieron ruido frente al edificio de Hacienda de la capital asturiana con bocinas, silbatos y gritos, y mostraron varias pancartas reivindicativas ("Nuestro trabajo es arte" o "IVA reducido ya") al tiempo que corearon cánticos y advirtieron de que no será la única protesta. Reclamaron también la necesidad de establecer un precio mínimo del corte de pelo para así paliar la competencia desleal y denunciaron la existencia de una "gran economía sumergida", que nace de todas esos trabajadores que perdieron su empleo y que encontraron una salida acudiendo a casas particulares a ofertar el servicio.

"Lo que nos está pasando es un abuso impresionante. Pido a los políticos que piensen en la calle, que sepan de una vez la realidad del país", aseguró en su discurso Jorge Rodríguez, presidente de Apepa. Más extenso se mostró César Falcón, consejero de la patronal, que recalcó que la peluquería es un sector que "genera riqueza y da trabajo" y que los clientes "no pueden ser los que paguen esta crisis". "Cortarse el pelo no puede ser un artículo de lujo. La situación es cada día más agónica", afirmó. Falcón llamó a la unidad de los peluqueros y criticó a los políticos. "Es una vergüenza que no se hayan puesto en contacto con nosotros en estos dos años. Nos dicen que está bajando el paro y nos mienten. Nos toman por tontos", aseguró.

La concentración reunió a gente muy heterogénea. Allí se mezclaron jubilados con becarios, gente que acumulaba toda su vida en la profesión y quienes empezaban en ella. Y muchas mujeres, como Jenifer López y Natalí Cantero, ambas trabajadoras de la peluquería Bertoni, en Gijón. "La subida de impuestos ha asfixiado el oficio. Muchos no se pueden mantener y los hay que se mantienen a duras penas", explicó Cantero.

Otra de las reivindicaciones tuvo que ver con las condiciones para montar una peluquería. "No te piden nada. Cualquiera puede convertirse en peluquero y eso daña mucho la profesión", señaló el ovetense José Luis González, que acumula 38 años en el oficio. Él, como todos sus compañeros en los ámbitos regional y nacional, anuncia más batalla si el Ministerio de Hacienda no reacciona y mantiene el IVA en su tasa actual.