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la columna del lector

No al futuro calendario escolar

Hablando del futuro calendario escolar que se pretende implantar a partir del próximo curso, me parece que tras una apariencia de cambio profundo, progresismo, modernización y equiparación con los más avanzados modelos europeos, no hay más que una superficial operación cosmética que no sirve de nada si no se modifican previamente otras estructuras más profundas.

Por muy bonito que suene, debemos tener claro que no vamos a ser Finlandia por tener sus mismos periodos vacacionales, metámonos esto en la cabeza.

Hablamos de qué hacer con los niños en los nuevos periodos vacacionales, pues no van a coincidir con los de sus padres. Para ello habrá que transformar en guarderías los propios colegios, con el coste que esto conlleva, coste que, evidentemente, saldrá del bolsillo de las familias. Estamos hablando de que mientras en Finlandia sólo el 45 por ciento de las empresas mantiene un horario rígido para sus trabajadores, en España ese porcentaje asciende al 88 por ciento. Incluso hay empresas en las que las vacaciones vienen determinadas por convenio o en las que te miran mal si pides las vacaciones fuera de los periodos habituales, que son, precisamente, los que coinciden con las actuales vacaciones escolares, es decir, verano, Navidad y Semana Santa (que desaparecería en el nuevo calendario). Eso sí, el alumnado tendría vacaciones en noviembre, marzo y mayo. Y, claro, así es muy difícil conciliar la vida laboral con la familiar. Personalmente, creo que lo primero sería elaborar unas buenas políticas de conciliación, como las finlandesas, y después, y sólo después, adoptar un calendario escolar como el finlandés. Invertir el orden sería una fuente de problemas y un error del que no saldría beneficiado el alumnado.

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