La química asturiana Eva Hevia (Gijón, 1976) ha sido galardonada por la sociedad de química más antigua del mundo, la Royal Society of Chemistry del Reino Unido. Catedrática de Química Inorgánica en la Universidad de Strathclyde (Escocia), su bagaje no ha pasado desapercibido pues el año pasado la Sociedad de Científicos Españoles en Reino Unido premió su trayectoria académica, y su compromiso con la investigación y la formación.
- ¿Qué importancia tiene para usted este nuevo reconocimiento?
-Es un gran honor, especialmente por la excelencia investigadora de los científicos a los que se les ha otorgado en ediciones anteriores. El premio reconoce el enorme trabajo en equipo de varios estudiantes de doctorado, investigadores postdoctorales y colaboradores internacionales, que ha permitido avanzar nuestras investigaciones y a los que estoy tremendamente agradecida.
- ¿Cuáles deben ser, a su juicio, las cualidades de un buen científico?
-Pasión por la investigación, mucha perseverancia, y sin lugar a dudas, capacidad para aceptar las críticas de manera constructiva.
- ¿Por qué decidió trasladarse a Reino Unido?
-Inicialmente me fui a Glasgow como investigadora postdoctoral, para continuar con mi formación científica, con la idea era estar aquí solo un par de años y luego volver a España para establecerme como investigador independiente. Llegado ese momento, fui muy afortunada y tuve la opción de volver a España como investigadora "Ramón y Cajal" o quedarme en el Reino Unido. Recuerdo que fue una de las decisiones mas difíciles que he tomado nunca. Sin embargo las oportunidades para poder progresar en mi investigación y las facilidades para poder formar mi propio laboratorio hicieron que al final decidiese quedarme aquí.
- ¿Hacia dónde se dirigen ahora sus investigaciones?
-Nuestro trabajo se centra en el diseño de compuestos organometálicos. La química de estos compuestos ocupa un lugar fundamental en la sociedad ya que se emplean a diario a nivel industrial para la producción de fármacos, perfumes, productos de química fina, o materiales. Una de nuestras mayores aspiraciones es el desarrollo de nuevas tecnologías que permiten emplear estos compuestos tan esenciales en síntesis, pero de manera sostenible, minimizando el gasto energético, el impacto medio ambiental y facilitando a la vez el acceso a nuevas moléculas que pueden ser empleadas como bloques de construcción en ensamblajes moleculares más complejos, presentes en fármacos y otras moléculas con actividad biológica.
- ¿Es fácil la vida laboral en un entorno tan competitivo como Reino Unido?
-Creo que el mundo de la ciencia es tremendamente competitivo, no solo en el Reino Unido, sino a escala internacional. Un factor muy importante a considerar es que el Reino Unido es un país enormemente concienciado con la necesidad de fomentar y financiar investigación y desarrollo, no solo a nivel institucional y de gobierno, sino también por parte de la sociedad. Eso no solo facilita nuestra vida laboral sino que también permite un sólido y continuado apoyo a la comunidad científica que trabaja en este país.
- ¿Las empresas apuestan lo suficiente por la investigación?
-No puedo comentar la situación en España, ya que la desconozco, pero en el Reino Unido la investigación, tanto básica como aplicada, está estrechamente ligada con las empresas. Existen varias maneras de colaborar con compañías privadas, a través de la financiación de estudiantes de doctorado, investigadores postdoctorales o incluso como asesor de la compañía. Este tipo de intercambios de conocimiento también son respaldados a nivel estatal, ofreciendo financiación adicional para facilitar colaboraciones entre empresas y universidades. De esta forma no solo es posible encontrar soluciones a problemas científicos sino también facilitar la incorporación de investigadores especializados al sector privado.
- ¿Hay respaldo para los jóvenes investigadores?
-Aunque existen algunos programas a nivel nacional y europeo que están diseñados para ayudar a los jóvenes investigadores en esta transición, en mi opinión el numero de ayudas es claramente insuficiente. Es muy frustrante y a la vez muy preocupante ver cómo mucho jóvenes brillantes deciden dejar la investigación ante la falta de financiación y de respaldo por parte de las instituciones. Es esencial cuidar y formar las nuevas generaciones de científicos, ya que sin ciencia no hay futuro.
