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Adiós al último gran enemigo de Fidel

La muerte de Luis Posada Carriles, descendiente de llaniscos, deja huérfana al ala dura del anticastrismo de Florida

Luis Posada Carriles. LNE

Héroe para unos, peligroso terrorista para otros. Luis Posada Carriles, el último gran enemigo de Fidel Castro, veterano de la invasión de Bahía de Cochinos (1961), murió el pasado miércoles a causa de un cáncer en un hospital de Hollywood (Florida) sin haber cumplido el objetivo que dio sentido a su vida: derrocar el régimen comunista de Cuba.

Posada Carriles descendía de asturianos de Llanes, como él mismo confirmó a este diario hace años. Su abuelo, del mismo nombre, había emigrado desde Llanes a la isla. Con él se va una forma de entender la oposición al castrismo fundamentada en postulados violentos, alejados de lo que hoy defiende la mayoría del exilio repartido entre Estados Unidos, España y Puerto Rico, principalmente.

Mientras que el también asturiano Eloy Gutiérrez Menoyo, fallecido en 2012, representaba el ala moderada de la oposición histórica, hasta el punto de que pasó sus últimos años en La Habana, Posada Carriles, nacido en Cienfuegos en 1928, representaba al sector radical que aún defiende el mantenimiento del embargo y sueña con tomar la isla con las armas. A lo largo de su trayectoria predicó con ese ejemplo. A Posada se le considera autor del atentado que hizo estallar en el aire un avión cubano con 73 personas a bordo.

Los gobiernos cubano y venezolano siempre le consideraron un terrorista. También lo señalaron como el organizador de una serie de atentados con bombas contra hoteles de La Habana en 1997, que se saldaron con un fallecido y varios heridos. Lo cierto es que Posada Carriles estuvo en la nómina de la CIA como informante. Fue detenido en Venezuela tras el atentado aéreo junto con otros anticastristas y presuntos colaboradores. Todos fueron absueltos en un primer juicio, que fue anulado. Mientras se celebraba el segundo, Posada Carriles se escapó. Se le volvió a encontrar en El Salvador y posteriormente se trasladó a Guatemala y Panamá, donde fue detenido en 2000 e indultado cuatro años más tarde. En 2004 pidió asilo en Estados Unidos. Un año después encaró un proceso de deportación en Texas. Se decretó su deportación a un país que lo acogiese, excepto Cuba o Venezuela. Ningún país respondió. Se quedó en Miami, a noventa millas de Cuba, adonde ya no volverá.

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