Arnao (Castrillón),

Myriam MANCISIDOR

«Sorpresa y admiración. Esto es lo que se siente al visitar la mina de Arnao, una mina submarina única en el mundo en su proyecto de musealización», sentenció ayer el presidente de la asociación Incuna (Industria, Cultura, Naturaleza), Miguel Ángel Álvarez Areces, poco antes de adentrarse en el circuito de galerías subterráneas de aproximadamente doscientos metros de longitud que actualmente está acondicionando la empresa Sadim, del grupo Hunosa. La intención del gobierno local de Castrillón es que a partir del año 2011 se puedan ofertar visitas turísticas organizadas. Álvarez Areces propuso en este sentido que la mina de Arnao se incluya en los circuitos europeos de patrimonio industrial y tecnoturismo ya existentes en otros países como Alemania, Bélgica o Francia a través del programa Interreg IVG.

«Estos circuitos agrupan ahora mismo a once millones de visitantes y permiten que personas de otras latitudes puedan visitar productos turísticos e industriales de primer orden», sentenció Álvarez Areces, que visitó la mina junto a un centenar de personas de trece países que en los últimos días han participado en las XII Jornadas internacionales de patrimonio industrial que se celebraron en La Laboral (Gijón) bajo el lema «Diseño, imagen y creatividad en el patrimonio industrial». Arnao fue ayer el punto de encuentro de los participantes. El presidente de Incuna aprovechó la visita para elogiar los criterios de conservación, protección y preservación tomados en el conjunto histórico industrial de Arnao.

«Arnao es la piedra angular de la revolución industrial en Asturias, que es vapor, carbón y acero. Tiene además una particularidad: aquí se ensayaron muchas técnicas novedosas en el arte de la geometría subterránea que, en definitiva, es la minería», concluyó Álvarez Areces. Entre los participantes en la visita a la mina de Arnao, el mexicano Humberto Morales, de la Universidad de Puebla, habló de la mina de Arnao «un ejemplo precoz, desde el siglo XVI, de acortar la carrera del hierro y el carbón». El arquitecto Pablo López Santana, de Sevilla, destacó por su parte la construcción de una mina subterránea, más aún teniendo en cuenta la orografía asturiana. La mina de Arnao data de 1591 y rezuma historia: Felipe II concedió entonces el primer permiso de explotación.