Francisco L. JIMÉNEZ

Gregorio López, ex patrón mayor de la cofradía de pescadores de Avilés, sí que sabe dónde fueron a parar los tres millones de euros que según el grupo de socios contrarios a su gestión «no aparecen». El ex presidente de «Virgen de las Mareas» asegura que ese dinero, procedente de la venta de 98 viviendas del poblado del Nodo, se dedicó por una parte a amortizar la parte correspondiente de la hipoteca que pesa sobre el barrio (propiedad de la Cofradía) y, el resto, a liquidar la deuda que tenía contraída la entidad en 2008. «La diferencia entre la deuda primitiva y la actual es de unos tres millones de euros, ¿acaso creen los socios autodenominados críticos que se ha rebajado esa cifra porque los señores de los bancos me han regalado el dinero por mi cara bonita?», manifestó López.

El ex patrón mayor califica como «lamentable» las manifestaciones de los socios que cuestionan su gestión, de los que dice que «está claro que ni ellos ni sus amigos de la junta gestora saben sumar, leer o restar, y eso que es lo primero que se aprende en el colegio». Asimismo, López carga las tintas contra el «triste» viceconsejero de Recursos Autóctonos, Luis Peláez, por haber proclamado que la gestora de la Cofradía -nombrada a raíz de la anulación de las elecciones del pasado mes de octubre- era «imparcial y neutral», lo cual se comprueba falso según el ex responsable de la entidad pesquera «toda vez que papel que cogen, papel que entregan a los miembros del sector crítico cuando, curiosamente, al resto de marineros y armadores no se les tiene en cuenta ni la gestora quiere oir lo que tienen que decir».

López insta a los miembros de la junta gestora, a los que recuerda que han asumido una responsabilidad personal y patrimonial, que «lo único que tienen que hacer es realizar unas nuevas elecciones en la casa y gestionar el día a día, lo único que parece que no están haciendo». Y para los que siembran dudas sobre la limpieza económica de su gestión, un aviso a navegantes: «No procede en estos momentos desmentir toda y cada una de las insensateces con las que intentan intoxicar irresponsablemente. Ya habrá tiempo en los juzgados de exigir responsabilidades, pues aunque ahora se pongan máscaras (en alusión a la confidencialidad informativa que exigen los críticos) se las quitará un juez. De momento, sólo quiero decir que ese grupo responde a una peligrosa mezcla de ignorancia y, sobre todo, mala fe».