Amaya P. GIÓN

Con mil kilómetros a las espaldas, el alfarero José Ángel Boiz colocaba ayer por la mañana sus obras de arte en la plaza de Álvarez Acebal. Por tercer año consecutivo, este alicantino participa en la Feria de alfarería tradicional Villa de Avilés (Fatva 2012), que toma la plaza de Álvarez Acebal hasta mañana, día de la popular comida en la calle. Junto a él exponen y venden sus piezas otros trece alfareros procedentes de doce provincias: Castellón, Badajoz, Jaén, Toledo, Almería, Cáceres, Asturias, Córdoba, Alicante, Zamora, Segovia y Gerona. Los alfareros adelantaron ayer la fiesta.

Rodeados de botijos de cerámica blanca («es porosa y hace que el agua se mantenga fresca en su interior»), Boiz confía en repetir o mejorar los resultados de la pasada edición de la feria. «El mejor día en ventas del año pasado fue el lunes. Esperamos repetir y mejorar», señaló el alicantino, que participa en todas aquellas actividades feriales de las que tiene conocimiento. «Tenemos que estar en todos los sitios. Hay que moverse y seguir trabajando», añadió. Los tiempos que corren tampoco son fáciles para los alfareros como José Ángel Boiz, que con sus manos dan forma al oficio que heredaron de sus padres y abuelos. «Espero poder seguir tirando para adelante», apostilló.

Novatos en la feria avilesina son los cordobeses Alfonso Alcaide y Marisol Dorado. Este matrimonio con taller en La Rambla reconoce que un alfarero tiene complicado hoy en día subsistir en el taller. De ahí que recorran España de feria en feria. «Los clientes ya no vienen a buscarte, hay que salir a por ellos. En La Rambla (localidad donde residen y desarrollan su actividad) la alfarería es una tradición muy arraigada. Con 6.000 habitantes, había más de 120 talleres. Ahora quedan unos setenta. En torno al cuarenta por ciento de la población llegó a vivir de la alfarería», explicó Alcaide. El alfarero puso en marcha su taller hace 25 años. «En La Rambla, si no querías estudiar, o te ibas a trabajar al campo o te hacías alfarero. A mí me gustaba más los segundo, así que aprendí en un taller de allí y puse en marcha el mío», añadió.

Por la feria avilesina se pasó ayer la concejala de Festejos, Ana Hevia. «Ya es la tercera edición y cada año que pasa vemos cómo aumenta el poder de convocatoria. Constituye un atractivo más para las fiestas de El Bollo. Confiamos en que será un éxito», señaló.