Luanco, Illán GARCÍA

El Museo Marítimo de Asturias está con el agua al cuello. La «trágica» decisión de cerrar sus puertas en los próximos meses parece ahora factible, algo que hace unos años resultaba impensable. Tanto el director del centro, José Ramón García, como buena parte de la sociedad gozoniega ven en el Gobierno del Principado el único salvavidas que puede mantener este museo a flote. Los ingresos del centro museístico decaen paulatinamente y desde hace unos meses hay serias dificultades para hacer frente a los gastos corrientes; es decir, las facturas de la luz y los salarios de los trabajadores, entre otros pagos. De hecho, los cinco empleados del centro llevan sin cobrar desde el pasado mes de mayo.

La administración regional es el principal patrono de la fundación que rige el museo, al tratarse de un centro regional. Sin embargo, es el patrono que menos dinero aporta anualmente. El Principado pasó de abonar 20.000 euros a los 11.000 euros que aún tiene que pagar en el presente ejercicio, y todo ello pese a que sólo quedan tres meses para que finalice 2012. José Ramón García entiende que el museo ubicado en la calle Gijón de Luanco «no es un museo de pueblo, sino de ámbito regional» y por lo tanto «debería estar igual de considerado que otros centros de titularidad autonómica».

Se da la circunstancia, además, de que el Ayuntamiento de Gozón aporta 118.000 euros anuales a la Fundación del MUMA y que las autoridades portuarias de Gijón y Avilés, respectivamente, ofrecen 20.000 euros al año. Ese capital no es suficiente, de ahí que el director insista en que el Principado ha de arrimar más el hombro con el único museo máritimo de la región y uno de los más importantes del norte teniendo en cuenta su vasta colección de etnografía y patrimonio marinero.

Los patronos de la Fundación del MUMA tendrán que hacer encaje de bolillos para buscar la forma de enjugar la deuda del centro en la próxima reunión del patronato, que tendrá lugar el jueves al mediodía. Los miembros de la fundación deben buscar la fórmula para conseguir que a fecha de 31 de diciembre el Museo Marítimo abone 70.000 euros para pagar los salarios de los empleados, facturas de luz y la Seguridad Social, entre otras deudas. Si a final de año el centro no hace frente a esos pagos, el cierre será inminente. Así las cosas, los gozoniegos no quieren que se repita la experiencia que ya sufrieron en 1991, cuando el centro museístico tuvo que cerrar sus puertas también por falta de financiación.

Por el momento, los concejales (miembros natos de la fundación) se han reunido en dos ocasiones para analizar la manera de reducir gastos en el centro. Los grupos políticos coincidieron en que harán todo lo posible para que no haya despidos laborales de los trabajadores del museo; sin embargo, no se descarta que los cinco empleados vean reducidos sus salarios, todo ello pese a que llevan sin cobrar desde hace cinco meses. Según el director del centro, los trabajadores siguen desempeñando las labores de mantenimiento, organización de actividades y catalogación de documentos como «si nada hubiera ocurrido». «Eso sí, todos estamos desmoralizados por lo que puede pasar», manifestó José Ramón García en una entrevista concedida a LA NUEVA ESPAÑA hace unos días.

La crisis del centro museístico ha fomentado la solidaridad de los vecinos y asociaciones del concejo. De hecho, es tal el apego de los gozoniegos al Museo Marítimo que algunos ya han ofrecido sus locales privados al centro museístico para que su actividad no decaiga. Eso sí, para el director del Museo Marítimo de Asturias sería «vergonzoso», ya que el problema se debe a una falta de financiación de los patronos, especialmente de la Consejería de Cultura del Principado. Otros colectivos sopesan la idea de constituir una plataforma de apoyo al centro, que va tomando forma en las redes sociales de Internet como Facebook. «El León de Oro» quiere también aportar su granito de arena al MUMA ofreciendo, al menos, un concierto solidario como ya ha hecho en otras ocasiones. Por su parte, la asociación juvenil «Peñes» desea organizar actividades que ayudan a salvar a este centro luanquín y de ámbito regional.

En definitiva, la solidaridad del concejo de Gozón con el Museo Marítimo es tal que la mayoría de los vecinos piensan ya en la fórmula de colocarle un flotador a este centro que desde hace unos meses está con el agua al cuello por culpa de una crisis económica que no entiende de cultura ni de patrimonio y que arrasa, como Atila, todo lo que se le pone por delante.