E. CAMPO

Cáritas se ve obligada a cubrir el agujero asistencial que han generado los recortes sociales del Gobierno. Así lo denuncian los responsables de Cáritas Arciprestal de Avilés, que temen llegar a fin de año en números rojos dada la rapidez con la que se multiplica la demanda de ayudas. «No es función de Cáritas cubrir los recortes sociales, sino complementar. Nos parece muy grave esta situación», afirman los responsables avilesinos de la ONG católica. «Y esto no es más que el principio», advierten. Porque los efectos de los recortes en Sanidad y Educación apenas acaban de comenzar a notarse. Su previsión es que el próximo año sea incluso peor.

Joaquín García, responsable de Cáritas Arciprestal de Avilés, se muestra especialmente preocupado por los efectos del fin de la prestación farmacéutica a los inmigrantes. «La consejería se comprometió a firmar convenios con la ONG's para costear la medicación, pero hasta ahora no han cumplido», subraya García. Los médicos sí atienden a los pacientes en sus consultas en la mayor parte de los casos, pero la medicación la tienen luego que costear de su bolsillo, sin importar el precio del tratamiento. «Nos llegan casos de inmigrantes que necesitan una medicación especial, de 100 o 200 euros... Algunos acuden directamente a la parroquia, y cuando son cantidades mayores acaban picando a la sede de Cáritas arciprestal, algo que hasta ahora no ocurría», denuncia el director de la organización católica.

Cáritas ve muy preocupante que ni siquiera los niños de familias de inmigrantes tengan cubierta la atención farmacéutica. «El hecho de que se haya eliminado la prestación farmacéutica está generando una situación muy grave para la población inmigrante, sobre todo la infantil. Sufren la crisis de manera fortísima, muchos han perdido el permiso legal de residencia por quedar en paro y a partir de ahí empiezan a perder derechos». Algunos casos que llegaron a las oficinas de Cáritas son las de un chico diabético que necesita 130 euros al mes para su medicación, y una mujer con dos niños -uno de ellos con ataques epilépticos y otro con una enfermedad del hígado- que requieren medicaciones de más de 200 euros al mes. «Es una situación muy grave, especialmente para los niños y los enfermos crónicos», hacve ver García.

Dadas las circunstancia, Cáritas tiene claro que los medios que tiene no le alcanzan para poder atender el incremento de demanda. «La crisis va in crescendo. Cada vez atendemos a más gente, muchos de ellos completamente normalizados». La organización advierte de que, con este ritmo de peticiones, ve complicado llegar a final de año atendiendo todas las demandas. «La situación económica es preocupante. Siempre lo digo, pero es que no nos queda más remedio; viendo el incremento de personas que vienen a nosotros, no sabemos cómo llegar a fin de año. Cáritas no puede subsistir sólo con las colectas, necesitamos más socios, más donativos, más voluntarios», advierte Joaquín García.

El responsable destaca que cada vez más particulares y más empresas de la comarca colaboran con la ONG, pero aún así es poco para afrontar las necesidades. Y es que aunque el número de donaciones ha crecido en los últimos tiempos, las necesidades lo hacen de forma aún más rápida. «Se ve que hay preocupación social por la gente que no tiene trabajo. Esta conciencia de preocupación y corresponsabilidad social es muy importante, es frecuente que entre alguien a la oficina para interesarse por la situación y dar un donativo. Además cada vez colaboran con nosotros más voluntarios», destacó.

Entre los perfiles de estos nuevos voluntarios de Cáritas, los hay desde jóvenes estudiantes a profesionales que dedican horas de su tiempo libre a colaborar. «Es algo que a los que llevamos años metidos nos congratula enormemente, antes los voluntarios tenían todos más de 60 años», agradece Joaquín García. No obstante, hacen falta más voluntarios para poder prestar una atención individualizada a todos los que llegan a Cáritas con el agua al cuello.

La principal dificultad que advierte la ONG es que cada vez es más difícil ayudar a los demandantes a encontrar trabajo. Así, los servicios de atención para el empleo están colapsados para la demanda, y las ofertas son mínimas. El siguiente paso, en muchos casos, es pedir una ayuda para ayudar a pagar las facturas, las medicinas, el material escolar o incluso los productos de primera necesidad, que la ONG soluciona con vales para alimentos. Ante esta dificultad laboral que afecta cada día a más personas, Cáritas prepara nuevas iniciativas de formación laboral y mantiene el taller «Horizontes», que forma cada curso a 15 personas para el empleo doméstico, con bolsa de empleo incluida.

Cáritas Arciprestal, por otra parte, destaca la existencia de una importante red de organizaciones sociales en Avilés con una coordinación que facilita el trabajo. «En otros sitios no se da esta coordinación. La diferencia de trabajar de forma aislada a hacerlo en red, hace que nuestro trabajo se multiplique», destaca Joaquín García.