El cambio de los 3.800 tubos del intercambiador de calor de la planta de tostación número 4 de la empresa Asturiana de Zinc (Azsa) se realizó en unas condiciones alejadas del peligro real y efectivo. De la lectura del informe técnico del Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales, desvelado la pasada semana, se deduce una simplificación de los peligros: «En esa primera parte del Informe Básico de Obra tan sólo aparece citada la "exposición a sustancias nocivas o tóxicas", con particular referencia al SO2 y al SO3 como riesgo general en la fábrica, y también como riesgo más destacado en el área de trabajo». Y nada más. Nada sobre el mercurio, que es el veneno que afectó a medio centenar de trabajadores que había contratado la compañía Ingeniería Montajes del Norte (Imsa) para realizar una obra extraordinaria: cambiar los tubos de un intercambiador que cuando fueron instalados tenían una vida útil de veinte años y se quedaron a mitad de camino. ¿Por qué? Nada concluye a este respecto el informe del accidente por metales pesados más grave del mundo después de la Iwaki, en Japón, en 1993.

¿Asturiana de Zinc desconocía el peligro del mercurio para los trabajadores? La conclusión del Instituto Asturiano de Prevención es clara: no, no lo desconocía. «En definitiva: en las plantas de tostación, el agente causante del accidente está presente ya en la materia prima y en el compuesto que se adiciona en el proceso Boliden, precisamente para captar al mercurio que logra superar anteriores fases de filtrado». A esto se añaden las declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA de los trabajadores afectados. Todos admitieron que antes de cambiar los tubos recibieron una charla por parte de personal de Asturiana de Zinc en el que se informaba sobre los peligros del mercurio. ¿Por qué no advierte de ese peligro el informe básico de obra? El Instituto de Prevención no tiene la respuesta.

El accidente analizado en el informe de Prevención se detectó el 3 de diciembre pasado. La labor de reentubado es la misma que realizó la empresa Imsa unos meses atrás, en mayo, pero en la planta número 2 de tostación. Entonces tendría que haber saltado la alarma. No se escuchó un quejido alguno pese a que, según ha sabido este periódico, hubo al menos tres casos de afectaciones por mercurio: en uno esta afectación tuvo cierta gravedad (mercurio en una herida en carne viva) y en los otros dos, manchas cutáneas que ahora, después de los meses, se achacan al trabajo con el mercurio. ¿Qué sucedió entonces? Nada.

¿Dejación de funciones? ¿Sorpresa? Prevención apunta, pero no dispara. «...se desconoce la cantidad que pueda haber en el interior de los intercambiadores, aunque se admite su presencia, siquiera a nivel de trazas, y en consecuencia sólo se adoptan las medidas de protección (mascarillas con filtro específico) para aquellas tareas en las que, cabalmente, resulta esperable un desprendimiento de vapores».

El informe del Instituto de Prevención de Riesgos Laborales determina una serie de medidas preventivas para que no se repita el envenenamiento de trabajadores en Asturiana de Zinc: evaluación adecuada de los peligros referidos al trabajo con agentes químicos. Señala, asimismo, la necesidad de realizar obras semejantes reduciendo el uso de radiales. De hecho, propone la «prohibición de cortes con llama». Además, ordena el empleo de «buzos de cuerpo entero». En la foto, un trabajador de Imsa, durante la operación de reentubado.