El futuro de la fábrica de Alcoa de Avilés, en la que trabajan unas 500 personas fijas de plantilla más un centenar de forma indirecta en subcontratas y una cantidad no precisada en talleres auxiliares, logística y actividades portuarias, pende de un hilo. Según ha hecho saber la multinacional americana del aluminio propietaria del complejo, la planta no recibirá el año que viene la retribución económica derivada de su condición de instalación eléctrica interrumpible y con tal escenario, según fuentes consultadas por este diario, el futuro pinta negro. En medios sindicales hacen ver que la fábrica está al borde del abismo; no obstante, un portavoz oficial de Alcoa evitó pronunciar la palabra "cierre" al ser preguntado por las intenciones de la empresa, pero el pesimismo es palpable en el ambiente. "Analizaremos en profundidad la situación durante los próximos días para ver cómo afecta a la fábrica la pérdida de los servicios de interrumpibilidad y tomaremos una decisión que será comunicada oportunamente", manifestó el citado portavoz de Alcoa.

La fábrica avilesina de Alcoa, dedicada a la producción de aluminio primario,-y también la de La Coruña- se ven inmersas en esta grave crisis que amenaza su futuro debido a que la multinacional fue incapaz de conseguir acceder a precios competitivos a la retribución con la que el Estado concede a las grandes industrias intensivas en consumo eléctrico y dotadas de sistemas de interrumpibilidad (pueden "desenchufarse" de la red para liberar energía en caso de picos de demanda). Desde ahora, el Ministerio de Industria quiere repartir esas retribuciones mediante un sistema de subasta a la baja (como la rula de pescado). Alcoa concurrió a la subasta, pero sus pujas fueron insuficientes para acceder a los lotes de energía interrumpible de los que dependen las fábricas de Avilés y La Coruña.