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FRANCISCO ÁLVAREZ | Pediatra, profesor asociado de la Universidad de Oviedo

"Los efectos graves de las vacunas son muy bajos: uno entre un millón de dosis"

"Las enfermedades que se previenen con la inmunización producen complicaciones de salud importantes, incluso la muerte "

Francisco Álvarez, ayer, durante la charla sobre las vacunas. RICARDO SOLÍS

El pediatra Francisco Álvarez impartió ayer una charla coloquio sobre las vacunas dentro del ciclo Infancia y salud que se desarrollará hasta el mes de diciembre en el Centro de Servicios Universitarios de la calle La Ferrería. A continuación, el profesor asociado de la Universidad de Oviedo y miembro de los Comités Asesores de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría y del Principado de Asturias habla sobre los pros de la inmunización.

-¿Existen dudas sobre la eficacia de las vacunas?

-Yo no las tengo y creo que no cabe ninguna duda sobre su eficacia. Pero, actualmente, si la gente escribe la palabra vacuna en Google, las primeras páginas que encuentra son de antivacunas, con informaciones llenas de imágenes en las que resulta fácil creerse una mentira y pensar que las vacunas son malas. Por contra, las páginas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las asociaciones de pediatría están muy abajo. No obstante, en España, la gran mayoría de las familias no tienen dudas sobre su eficacia; aún así, los profesionales consideramos que el público debe conocer la realidad de este producto.

-¿Qué mensaje lanzaría a los padres con niños en edad de vacunación?

-Las vacunas previenen enfermedades que de otra forma padeceríamos; son efectivas y seguras. Si bien no hay un producto cien por cien seguro, los efectos secundarios que producen son leves. Debemos tener en cuenta que las enfermedades que se previenen con las vacunas producen complicaciones importantes, incluso la muerte. Por tanto, cuando hay un medio para evitar un mal es una necesidad aceptarlo.

-¿Qué reacciones adversas pueden desencadenar?

-Los efectos secundarios habituales son: dolor en la zona del pinchazo, algo de fiebre, malestar general, un poco de dolor de cabeza o muscular. Por su parte, los efectos graves son muy bajos, de uno entre un millón de dosis. La gente debe tener toda la información. Siempre que aplicamos la vacuna recomendamos a la persona que permanezca media hora en la sala de espera ante posibles reacciones. Los efectos secundarios que se publican por ahí hay que demostrarlos.

-Algunas vacunas se han asociado con el autismo, la esclerosis múltiple, determinadas alergias... ¿Existen evidencias científicas al respecto?

-Hay una evidencia científica que señala que no produce autismo, si bien no sabemos qué desencadena exactamente esta patología; porque hay que distinguir entre casualidad y causalidad. Pero también está demostrado que no produce el síndrome de muerte súbita del lactante (hace años, en Inglaterra se le echó la culpa a la vacuna de la tosferina), ni tampoco esclerosis. Es peligroso culpar a las vacunas, ya que la enfermedad es más grave que los efectos secundarios que puede producir.

-¿Las vacunas son necesarias sólo para los niños?

-Los adultos las necesitan igualmente. En Asturias tenemos un calendario de vacunación para los adultos e incluye muchas, como la de la gripe para los mayores de 65 años sanos o personas con enfermedad crónica y convivientes de los mismos, tétanos o neumococo. Esta última es una de las causa de muerte en los adultos: la neumonía.

-¿Debemos contemplar las vacunas como una cuestión de salud pública además de una protección frente a la enfermedad individual?

-Claro. Es importante la visión de salud pública. Las vacuna previene de enfermedades que se transmiten entre los hombres. Y estas no circulan si conseguimos vacunar a una parte importante de la población. Las vacunas consiguen efectos que van más allá de la protección individual ya que protegen incluso a las personas que no se vacunan.

-¿En una sociedad global se debería dar más importancia a las vacunas para prevenir dolencias propias de otros países?

-El intercambio de ciudadanos entre países es una razón más para vacunarse. Aquí no hay sarampión pero los de fuera lo pueden traer y si viajamos a los países endémicos también nos podemos contagiar. En este mundo global, o te proteges o llega la enfermedad.

-¿Protegen de la enfermedad en su totalidad?

-Las hay que protegen casi al cien por cien. Otras, en caso de padecer la enfermedad se manifiesta de forma muy leve. La de la gripe, por ejemplo, protege un 60 o 70% pero la protección frente a las complicaciones alcanza el 90%.

-¿Son mejorables?, ¿qué aspectos podrían cambiar?

-Hay montones de investigaciones en marcha para mejorarlas pero cualquier vacuna nueva es carísima. Las actuales hay que conservarlas en frío. Sería perfecto que se pudiera mantener a temperatura ambiente, supondría una gran ayuda para los países pobres.

-¿Deberían ser obligatorias?

-La Asociación Española de Pediatría considera que no deben ser obligatorias. Si se vacunan miles de personas -el 95% de la población-, ¿por qué imponerlas? Por un pequeño porcentaje de la población que esté en contra no vamos a castigar al resto. Lo que debemos hacer es informar bien y explicar a los padres los efectos.

-¿Qué vacunas están por desarrollar?

-Muchas aún: del sida, la tuberculosis (que sigue matando a mucha gente), del virus respiratorio sincitial (que produce la bronquiolitis), la malaria o el paludismo, entre otras.

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