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Multados por una figura de marfil

Dos familias afrontan una sanción de 3.600 euros por querer vender una pieza que aseguran haber comprado hace 40 años

Carmen García, con la foto de la figurilla de marfil. MARA VILLAMUZA

Una figurilla de marfil en forma de geisha se ha convertido en el quebradero de cabeza de dos familias avilesinas, después de que el Seprona haya requisado la pieza y les reclame el pago de 3.600 euros de multa por tenerla e intentar venderla a través de internet. Las norma que regula el comercio del marfil, para evitar las matanzas de elefantes y el tráfico ilegal de sus colmillos, está en la base de esta singular sanción. Y hasta ahora de nada han servido las quejas de los afectados, que aseguran que la figura fue comprada de forma perfectamente legal en una joyería de Avilés en los años setenta.

María Luisa Alonso vio hace aproximadamente 40 años la pieza, de 22 centímetros de altura, en el escaparate de la joyería que Pedro Álvarez tenía en Avilés, según afirma: "Me gustó y la compré". De aquella costaría unos 600 euros, calcula. Tenía un sello -que conserva-, pero ella no recuerda que le hubieran entregado entonces ningún tipo de certificado justificando la procedencia del marfil. Durante dos décadas, la geisha estuvo en su casa, y transcurrido ese tiempo se cansó de ella: "Ya me decía poco". Entonces, se la vendió a una colaboradora suya, Carmen García, que la tuvo en su poder otro buen número de años. Hasta que hace unos meses decidió también venderla. Y colgó su foto en internet.

Ese fue el inicio del conflicto. La geisha tenía un precio de salida de unos 1.500 euros, y aunque tuvo varias ofertas, ninguna alcanzaba esa cifra. Hasta que finalmente los dueños recibieron una llamada interesándose por ella y accedieron a llevarla a un bar de Piedras Blancas para que el supuesto comprador pudiera echarle un vistazo. Pero en el local quienes esperaba eran dos guardias civiles pertenecientes al Seprona, que se llevaron la figurilla por ser ilegal, según manifestaron, ya que los dueños no pudieron aportar papeles de antigüedad que justificaran la autenticidad de la fecha en la que fue comprada originalmente (ahora, una transacción así está prohibida). Eso, y 3.600 euros de multa, fue la sanción impuesta, según los afectados.

Al sentirse moralmente responsable de lo sucedido, por ser ella la primera propietaria, María Luisa Alonso se prestó a acudir a testificar al Seprona, pero el intento de conciliación no obtuvo ningún resultado. Y es que aunque los avilesinos reclamaron que se realice una prueba de antigüedad del marfil, en la Guardia Civil les contestaron que eso sólo será si lo determina un juez. En los últimos años, el Servicio de Protección de la Naturaleza se ha esforzado en hallar piezas ilegales de marfil.

El enfado de las familias afectadas es monumental, y acusan al Seprona de no querer comprobar la verdad de sus acusaciones. Tras salir de las oficinas acudieron a su abogado, José Carlos Botas, quien les recomendó obtener una declaración notarial del joyero Pedro Álvarez de que vendió efectivamente la geisha a mediados de la década de los setenta. Los avilesinos además reprochan las formas de los agentes del Seprona, ya que consideran que en lugar de organizar una encerrona tendrían que haberles informado de que la venta podría constituir un delito. "Denuncio lo ocurrido por la impotencia ante el abuso de las autoridades", concluye Alonso, dispuesta a mover cielo y tierra para demostrar que la compra de la geisha de marfil nunca fue ilegal.

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