El conflicto familiar que se libra por el control de Cartera de Inversiones Melca desde hace un año vivió ayer en los juzgados avilesinos un nuevo episodio: Miguel García Becerril -empleado de la empresa Arside aparte de socio del propio Grupo Melca e hijo del fundador, José Luis García Arias- acusa a sus hermanos Elena y Daniel de acoso laboral, les pide la extinción de su contrato y una indemnización de un millón de euros, que, según Paula Espina, su abogada, se corresponde con su antigüedad laboral.

"Mi hermano sabía que tenía que dejar la empresa", reconoció Daniel García a preguntas de la abogada de Miguel García. Según la letrada, el liquidador de Cartera de Inversiones Melca, la administradora de Arside y el actual jefe de operaciones de la empresa -que entró el pasado octubre- echaron a Miguel García de su despacho, cambiaron la cerradura de esta dependencia y del propio taller, variaron sus funciones laborales en la firma y le sancionaron por, supuestamente, "incumplir los horarios reiteradamente" o no decir que se iba de vacaciones. La defensa de los administradores de Melca, sin embargo, rechazó los términos de la demanda. "Se cae por su propio peso", determinó Carlos García Barcala, el abogado de la empresa Arside.

Miguel García, según su abogada, empezó a ser objeto de acoso al poco de que Elena García tomara el control de la sociedad. Aseguró que esta actitud se inició tras conocer que Miguel García y su padre, José Luis García Arias, se entrevistaron con Arcelor (Arside es proveedor de la siderúrgica): le notificaron por burofax que no podía hacerlo, pero no le sancionaron "porque suponía pedir declaración de alguien de Arcelor", reconoció Elena García.

Miguel García adujo un descenso de su sueldo y el cambio de sus funciones. Sobre el primer punto, García Barcala aseguró que "lo único que se suspendió la gratificación de más". Sobre el segundo punto, el abogado que las funciones eran "meramente formales". El actual jefe de operaciones apuntó que se le quitaron algunas y se le dieron nuevas atribuciones. Este fue, además, quien reconoció haber quitado el despacho y haber ordenado el cambio de las cerraduras porque, aseguró, quería "conocer quien tenía llaves de la empresa".

Daniel García reconoció que había hablado con su hermano y que este le había pedido marcharse. "Me dijo que con 300.000 se arreglaba", apuntó. Tanto él como su hermana Elena rechazaron que hubieran planificado una campaña de acoso contra su hermano. El jefe de operaciones también rechazó este término, dijo que los cambios que sólo se estaban realizando cambios en Arside y que algunos afectaban a Miguel García.