"Hemos devuelto la vida al barrio". Así resumió Armando Arias, miembro de la asociación vecinal "Sabia Nueva", el balance de las fiestas de Santa Ana de este año. Y es que el barrio marinero culminó ayer su fin de semana de festejos con una jornada de música en directo, juegos infantiles y verbena. Las terrazas de Sabugo comenzaron a llenarse ya el pasado viernes con las primeras actuaciones musicales del programa festivo y actividades para los niños. El sábado, tras el pregón a cargo del vecino Delfín Luis García Novo, la sesión vermú con "Silvidos y gemidos" y la fiesta de verbena con "Guateque Proyect" sirvieron de teloneros a la jornada final de ayer, en la que Santa Ana pudo recorrerse por fin su barrio marinero, acompañada de gaitas y tambores. La misa solemne corrió esta vez a cargo del sacerdote Fermín Riaño, acompañado del párroco local Reiniero Rodríguez, popularmente conocido como "Neyo", y de la Asociación Coral Avilesina, que cantaron algunos de los rezos.

El conocido pasaje bíblico del trigo y la cizaña sirvió de encuadre al párroco para aconsejar a sus vecinos. "Hablar del resurgir del trigo es hablar de la resurrección del barrio de Sabugo", explicó. Recordar a Santa Ana suponía, también, conmemorar a las pescadoras del barrio, según el párroco. "No debemos olvidar nunca a todas aquellas mujeres que llenaban Sagubo con sus puestos de pescado, siempre tan fresco como su alegría", recordó el cura durante la homilía.

El pasaje de la cizaña ilustra también, según el párroco, la historia de la iglesia vieja de Sabugo. "Quién nos iba a decir, hace 40 años, que estaríamos aquí reunidos. Esta iglesia no tenía ni techo. Pero guardamos las piedras y, con ellas, salvamos la historia entera del barrio", aseguró. Riaño, natural de Sabugo, suele estar fuera de la comarca la mayor parte del año, por lo que los vecinos de la zona aprovecharon su visita de ayer para, en mitad de la misa, colocarle uno de los pañuelos azules que decoraban el cuello de la mayoría de los asistentes. Este gesto, junto con el discurso del párraco, levantó a toda la iglesia en una sonora ovación.

Después de la misa, Sabugo sacó por fin a Santa Ana de procesión, que se limitó para no provocar inconvenientes de tráfico a las cuatro calles circundantes a la plaza. El símbolo marinero de la procesión lo marcaron los niños que, vestidos de blanco y azul, llevaban algunas bandejas con sardinas impresas en cartulina. Custodiado por un gaitero y un tamborilero que amenizaron todo el recorrido, Fernando Vázquez, presidente de la asociación vecina, fue el encargado de dirigir a los vecinos de vuelta a la iglesia del barrio.

El baile vermú de la mañana estuvo amenizado por el músico Pablo Valdés. Por la tarde, los niños volvieron a ser los protagonistas, esta vez acompañados por una cuentacuentos. Sabugo despidió sus fiestas ya bien entrada la madrugada con un baile a cargo de la orquesta "Nostalgia" en la plaza de la iglesia y con las actuaciones de Dani Herrero y "Arianne y Rubén" junto a la estatua de "La Monstrua".