Engalanada con margaritas rojas y amarillas, la Virgen de la Consolación subió ayer la cuesta que rodea su histórica ermita de Nubledo. El tradicional acto se mantiene con vida gracias al empeño de cuatro vecinas de la zona, que organizan anualmente la jornada sin ayuda económica. "Nos daría mucha pena que la procesión se muriese. Hace años levantaba a las masas", aseguraron.

El párroco encargado de oficiar la misa, José Santaclara, comenzó su discurso alabando la labor de las vecinas organizadoras. "Os quiero agradecer, de corazón, vuestra ilusión por mantener este evento tan especial para nosotros. La devoción a esta Virgen brilla por sí sola", aseguró. No obstante, cuando pidió "voluntarios" para levantar la figura sacra en procesión, en la ermita reinó el silencio. Santaclara, entonces, adoptando los términos propios de un profesor de escuela, hizo una "segunda convocatoria", pero esta vez el párroco señaló a "voluntarios forzosos" para levantar la figura. "Venga, Luis, tú mismo. Que estás fuerte". Los elegidos, "qué remedio", se repartieron a los costados del paso y arrancaron con la procesión.

Nubledo parece saber hacer frente a los imprevistos. A punto de arrancar el paso, el sacerdote, al darse cuenta de no tener una cruz en la ermita que pudiese procesionar frente a la Virgen, entregó su ejemplar de la Biblia a uno de los vecinos. "A falta de cruz, libro. Ni se nota", bromeó. La procesión subió la enorme cuesta de acceso a la ermita y rodeó el gran campo en el que termina. Aunque al principio todo apuntaba a una procesión en silencio, el recorrido de regreso desembocó en cantos esporádicos de sus devotos.

"Nos tomamos este día muy en serio. Es algo que llevamos celebrando toda la vida", explicó Fifi Suárez, una de las cuatro vecinas organizadoras. Suárez recuerda que, hace "un porrón" de años, el día de la Virgen de la Consolación congregaba a "cientos" de vecinos frente a la ermita. "Esto se llenaba hasta los topes, hacíamos fiesta y verbena. Ahora, se hace lo que se puede para que al menos esta tradición no se muera. Nos daría una pena tremenda", aseguró. Este año, a falta de coro, cantaron ellas. "El Ayuntamiento nos ha mandado a dos músicos de gaita y tambor. El resto ya lo cantaremos nosotras, que buenas somos", bromeó, aunque lamentó los problemas económicos de los últimos años. "Al no ser ni asociación ni parroquia ni nada, no nos dan perras y tenemos que organizar esto con un estilo muy casero", explicó la corverana. "Hemos decorado a la Virgen con flores que nos han traído los vecinos y organizamos el acto gracias a los donativos de los devotos. Vine todos los días de mayo a abrir la ermita y muchos me lo agradecieron donando unas monedas", añadió la organizadora.

La ermita, pese a ser un año de afluencia "menos boyante", estaba llena. Suárez señaló a algunos de los vecinos "de toda la vida" y todos defendieron una misma conclusión: con o sin dinero, "a la Virgen se la pasea y se la decora como Dios manda".